Turismo de lujo, una alternativa que va más allá de prejuicios

No, el turismo de lujo no es irte a Dubái: por qué deberías dejar de lado los prejuicios

Hablamos con Gustavo Egusquiza, uno de los mayores expertos en turismo de lujo o lifestyle del mundo, sobre los estereotipos que existen alrededor de este tipo de turismo, qué se necesita para hacerlo y por qué España debe olvidar de una vez el turismo de masas si no quiere lamentarlo en un futuro.

Por Guille Galindo  |  01 Diciembre 2021

Tenemos tan asociado el lujo con lo ostentoso, con la pomposidad y con un estilo de vida inalcanzable que indudablemente el término nos genera rechazo. Sin embargo, el lujo no es solo tener un jet privado, ir a comer a los restaurantes más caros sobre la faz de la tierra y costearte las excentricidades de récord Guinness de Dubái, Abu Dabi u otros lugares del Golfo pérsico; y tenemos dos fuentes fidedignas para confirmarlo.

La primera, la Real Academia Española, que en una de sus acepciones denomina la palabra 'lujo' como "persona o cosa valiosa, excepcional o extraordinaria". El valor, la excepcionalidad o lo extraordinario no se mide por el dinero, menos todavía en lo referente al turismo, el tema del que vamos a hablar hoy. La segunda fuente, tan fidedigna o más que la propia RAE cuando se trata de turismo de lujo, es la de Gustavo Egusquiza, uno de los mayores expertos en la materia de todo el mundo. Con él hemos hablado para confirmarnos todo lo que venimos comentando en esta introducción, y dar su punto de vista sobre el tema:

"El turismo de lujo actual se basa en las experiencias, es aquel que te permite disfrutar, pero siempre bajo los criterios más exigentes y donde el confort y la seguridad vayan vinculados al bienestar. Si identificamos turismo de lujo con ostentoso entonces estamos cometiendo un error, ya que el perfil de cliente de este sector cada vez demanda más lo que yo denomino como 'el lujo silencioso'.

Entiendo que para un segmento determinado del que hace alarde la ostentación, esas urbes en medio del desierto puedan ser extremadamente atractivas. Sin embargo, el turista europeo que consume lujo se centra cada vez más en destinos sustentables y que proporcionen privacidad y contacto con la naturaleza. Obviamente el dinero es necesario para comprar tiempo y experiencias que de otra manera no podemos tener, pero no es necesario tener un nivel de vida excesivamente alto para poder hacer este turismo del que hablamos".

Gustavo Egusquiza conoce como nadie los secretos del turismo
Gustavo Egusquiza conoce como nadie los secretos del turismo Gustavo Egusquiza

¿Es posible acercar a los jóvenes a un turismo diferente?

Como vemos, el lujo de este turismo no es el derroche por lo ostentoso, sino la búsqueda de experiencias inolvidables a través de aspectos como comodidad, servicio y el contacto con la naturaleza. Saberlo es el primer paso. El segundo, enterrar los estereotipos que llevamos años moldeando sobre el turismo de lujo, al que Egusquiza prefiere llamar lifestyle. El tercero y el cuarto son fundamentales: atraer al gran público (3º) y, en concreto, a los millennials (4º). Este cuarto punto nos parece tan importante que dejaremos el quinto y último para más adelante.

¿Es posible que los millennials y centennials se aficionen a un turismo más centrado en el bienestar y la paz mental? Sabemos que la tendencia mayoritaria es hacer todo lo contrario, buscar ruido, jarana y fiesta continua. Desde luego, es la edad para ello. Pero, ¿y si la apuesta por este turismo festivo no viene marcada en su totalidad por un componente de edad sino económico? Gustavo Egusquiza apunta hacia esta dirección:

"Uno de los grandes problemas de las generaciones más jóvenes en nuestro país es la precariedad laboral. Casi la mitad de los contratos de menores de 30 años son temporales y generalmente están mal pagados. Yo creo que si las cadenas hoteleras hicieran un esfuerzo para dar a conocer sus instalaciones y las ventajas del turismo lifestyle a un público más joven, junto a unos precios más atractivos, muchos se verían atraídos por esta forma de conocer otros lugares y vivencias. Aun así, hay hoteles boutique maravillosos y con mucho encanto a lo largo y ancho de España con precios muy asequibles".

Porque sí, y he aquí el quinto postulado de la lista. España tiene un turismo de lujo de verdadero lujo, basado en la infinidad de posibilidades geográficas y paisajísticas que ofrece este país. Solo falta apostar por ello de una vez por todas, para alejarnos del anterior modelo que nos mantiene anclados en los años 60: el turismo de masas.

España tiene mucho más que ofrecer que un pack de turismo low cost
España tiene mucho más que ofrecer que un pack de turismo low cost Unsplash

El turismo en España: alcohol para hoy y sed (o resaca) para mañana

"El turismo de masas es un legado del régimen franquista. Sirvió al régimen para obtener una imagen modernizadora de España, mientras que los extranjeros encontraban lo exótico en nuestro país. Con el paso de los años, el viejo modelo turístico ha seguido estancado aquí, con nuevas tendencias como el turismo de borrachera y 'parques temáticos' como Magaluf en Palma de Mallorca que han enturbiado la imagen de la isla en el resto del mundo". Egusquiza abre de nuevo un melón que los gobiernos de PSOE y PP han tratado de cerrar durante medio siglo mientras se lucraban a base de pelotazos y explotaciones costeras: el turismo de masas en España y sus ramificaciones.

España lleva años explotando mal sus recursos, basando su cultura turística y su atractivo extranjero en alcohol, buen clima y precios bajos. A priori parece que funciona, conociendo los datos anuales de ocupación hotelera con los que nos bombardean los informativos. Pero no hay que rascar demasiado para darse cuenta de que este sistema ha arrasado parte del ecosistema del país para recibir un montante económico global muy alejado al de otros países europeos con modelos de turismo diferentes. Para constatar el fracaso del turismo de masas español, Francia y Reino Unido reciben un turista cuyo gasto medio es seis veces superior al de España.

"Necesitamos menos cantidad de turistas, pero que dejen un mayor desembolso económico en nuestras provincias", apunta Egusquiza. Esta es la solución, pero, ¿cuál es la forma de conseguirlo? El experto también tiene la respuesta: "Debemos tender hacia un modelo sostenible, con un turista que tenga mayor conciencia del medio ambiente y que elija descubrir nuestro país con un turismo de lujo que deje riqueza y genere empleo en nuestras regiones".

El modelo de turismo español actual está condenado a desaparecer, aunque sea a la fuerza
El modelo de turismo español actual está condenado a desaparecer, aunque sea a la fuerza Illes Balears

La necesidad se torna en obligación conociendo la situación futura de nuestro planeta, y en concreto, de muchas zonas de nuestro país: "Según el informe de Naciones Unidas sobre el cambio climático, dos de las regiones más afectadas en nuestro planeta serán el ártico y la cuenca mediterránea", advierte Egusquiza. "Dentro de la cuenca mediterránea, España es el país más afectado por este cambio, y sufrirá un aumento de la temperatura entre 3 y 6 grados y un proceso de desertización que hará del agua un recurso escaso en muchas regiones".

En un solo artículo, hemos mostrado los cinco pasos que hay que dar para convertir el turismo de lujo en la principal fuente de inversión turística del país. Ahora es el turno de la sociedad y de los políticos y empresarios para realizarlos antes de que sea demasiado tarde.

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