Tickling: las cosquillas como fetiche sexual

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Cosquillas, el fetiche sexual que cambiará tus relaciones

Las cosquillas pueden convertirse en el elemento perfecto para conocernos a nosotros mismos y a nuestra pareja a la vez que disfrutamos del sexo.

Por Patricia Rodiz  |  28 Noviembre 2019

Cuando somos bebés los adultos tienden a hacernos cosquillas. Les gusta vernos reír a carcajadas y parece que esa es una de sus mejores bazas. Un par de años más tarde intentamos escaparnos de cualquiera que acerque sus manos a nosotros con claras intenciones de hacerlo de nuevo, pues, aunque en nuestra mente debería quedar grabado como un recuerdo placentero, teniendo en cuenta que es un momento de carcajadas, algo nos hace pensar que será molesto.

Pero, para gustos los colores, y quizás lo que vas a leer a continuación te sorprenda: hay personas a las que las cosquillas les hace sentir excitación e incluso, llegar al orgasmo. Y es que, la Real Academia Española, define las cosquillas como "excitación nerviosa acompañada de risa involuntaria que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son tocadas ligeramente".

Aquí solo estamos hablando de recibir cosquillas, pero, ¿sabías que este placer también incluye hacerlas o ver cómo alguien más las hace? Sí, eso mismo. Puedes llegar al clímax viendo a dos personas hacerse cosquillas.

'Knismolagnia' o 'tickling' es el nombre que recibe este peculiar fetichismo. Olvídate de reír a carcajadas y piensa en las cosquillas como caricias. Un pequeño soplo a lo largo de la columna vertebral, un ligero mordisqueo en el cuello y las orejas, o un suave contacto con la lengua en la zona abdominal.

Puede que el 'tickling' sea tu fetiche sexual y tú sin saberlo.
Puede que el 'tickling' sea tu fetiche sexual y tú sin saberlo. Shutterstock

Es un buen ejercicio para conocer a la otra persona, saber sus zonas más erógenas viendo cómo reacciona y por qué no, para llevarle al límite. Y, es que, la knismolagnia forma parte de la lista de prácticas BDSM, pues, aunque nunca se te haya ni pasado por la cabeza, cuando haces cosquillas se lleva a cabo un ejercicio de control y dominación sobre la otra persona.

Aprovechar al máximo los sentidos

Estimulemos primero los sentidos, porque cuando alguno de ellos queda inutilizado, el resto se desarrollan aún más. Y, qué mejor que aprovechar al máximo el más grande de nuestro cuerpo: la piel.

Y, llegados a este punto, ¿por qué no introducir algún juguete con el que las sensaciones sean aún más fuertes? Un buen comienzo puede ser el tándem antifaces y plumas. Si la sensación de no poder controlar lo que está pasando a tu alrededor ni lo que tu propio cuerpo está experimentando de forma placentera te gusta, puedes ir un paso más allá y añadir unas esposas o una cuerda. El cuerpo comenzará tenso, pero según vayan pasando los minutos, la excitación se apoderará de nosotros y comenzaremos a disfrutar. ¡Aún queda mucho por experimentar!

Un antifaz puede dar mucho juego.
Un antifaz puede dar mucho juego. Shutterstock

Otra de las opciones para disfrutar es la vibración, utilizando vibradores tanto sexuales como relajantes. Con él, las cosquillas subirán de intensidad, y dependiendo de la zona en la que se coloque y cómo se haga, puede ser el momento perfecto para estimular los pezones o la parte externa de los genitales. No es tan relajado como la pluma, pero es perfecto para conocer nuestro cuerpo y el de nuestra pareja. Utilicémonos para disfrutar del sexo y dejemos de pensar en él con el objetivo final (y en muchas ocasiones único) de la penetración.

Introduce geles de placer para disfrutar aún más

A veces, lo que más provoca cosquillas y excitación son los cambios de temperatura. Pasamos de sensaciones relajadas a momentos más intensos. Es momento de probar los efectos frío-calor, más allá de lubricantes y preservativos, porque, aunque estos son los más conocidos y utilizados por quienes quieren experimentar contrastes, también existen vibradores líquidos que darán un plus de sensaciones. Simplemente es necesario aplicar unas gotitas y, tras masajear la zona unos segundos, su efecto frío se intensifica hasta que las ondas vibratorias se apoderan de nosotros. Es perfecto para disfrutar de los orgasmos más vibrantes. Una vez lo pruebas, te volverá loco.

El sexo no es solo penetración, hay muchas formas (y muy placenteras) de estar con tu pareja...
El sexo no es solo penetración, hay muchas formas (y muy placenteras) de estar con tu pareja... Shutterstock

Y hablando de pruebas... pintura comestible, nata, chocolate. Un buen postre para cerrar nunca viene mal. Las yemas de los dedos primero y la boca después centrarán toda la atención del momento. Una buena combinación, y en relación con la propuesta anterior, puede ser utilizar chocolate derretido templado y un bote de nata fría. Parece esto una receta típica de tortitas americanas, pero no lo es. Esta vez debes usarlo para ponerlo sobre el cuerpo de tu pareja y poco a poco, jugueteando con la boca vas lamiendo las zonas donde lo has echado. Puede terminar en ducha conjunta, pero esto nos lo guardamos y ya te lo contaremos en otro momento.

Por último, y por una mera cuestión de seguridad, si estás pensando en llevar alguna de estas ideas a la práctica, cabe destacar que los riesgos con las cosquillas son muy pequeños, más allá de posibles sustos por reflejos involuntarios. Como la comunicación es importante antes de probar cualquiera de estas cosas en pareja, lo mejor que podéis hacer es poneros de acuerdo o marcar un límite. Disfrutaremos más con respeto y confianza. Ahora sí, ¿nos lanzamos a poner en práctica todo lo aprendido?

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