El tonteo inicial en una relación, una etapa más propia de 'Bandersnatch'

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Cada pequeña decisión cuenta y puede ser determinante: bienvenidos al tonteo, una etapa de la relación más propia de 'Bandersnatch'

Hay pocas partes de una relación más emocionantes que el tonteo inicial. Sin embargo, es también una de las más complicadas. ¿El motivo? El mismo por el que nos enganchan tanto los libros, videojuegos o películas interactivas en las que eliges tu propio destino: porque un paso en falso o una mala decisión echan todo al traste.

Por Guille Galindo  |  04 Marzo 2019

Quantic Dream es una empresa de videojuegos catalogada de culto por el nivel de sus videojuegos, especialmente en lo relativo a sus guiones. ¿Qué tienen estos en común? Que son historias interactivas, es decir, que con tu decisión cambias el desarrollo y el porvenir del juego. Al éxito de crítica de 'Fahrenheit' (2005, PS2) se le sumaron los ya considerados clásicos 'Heavy Rain' (2010, PS3) y 'Beyond: Two Souls' (2013, PS3). La última creación, 'Detroit: Become Human' (2018, PS4) amplía la capacidad de acción hasta límites insospechados y crea una experiencia sin igual en el usuario mediante una historia que perfectamente podría suceder en unos años.

'Detroit: Become Human' fue el primer paso hacia el resurgir de este tipo de tramas, que recordemos que de actuales tienen poco: Jorge Luis Borges ya en los 40 escribía novelas no lineales ('El jardín de senderos que se bifurcan', 1941), la 'Rayuela' de Julio Cortázar (1963) supuso un antes y un después en el género y los 'Elige tu propia aventura' de Edward Packard en los 80 se encuentran en la actualidad entre las diez colecciones de libros más vendidos de la historia. El segundo paso, y mucho más mainstream, llegaría de la mano de Black Mirror con su película interactiva 'Bandersnatch', de la que ya se ha hablado en innumerables ocasiones a lo largo de este tiempo.

Interactuar con estas historias mediante libros, videojuegos o películas tiene un efecto interesante en nosotros: nos permite darnos cuenta los siguientes días de que toda nuestra vida se basa en elegir algo y rechazar otra cosa. Eso te abre (y te cierra) caminos que marcarán tu destino. Sin embargo, si hay un momento en el que cada decisión cuenta y donde pareces estar metido de lleno en un videojuego de Quantic Dream o en la mente de Charlie Brooker, sin margen para el error a no ser que quieras terminar derramando el té contra el ordenador o con un GAME OVER como una catedral, es a la hora del tonteo inicial en una relación. Y es de eso de lo que, tras tres párrafos de introducción, vamos a hablar hoy.

Oh oh, has elegido mal. Empieza otra vez. Espera, que en la vida real eso no se puede...
Oh oh, has elegido mal. Empieza otra vez. Espera, que en la vida real eso no se puede... Shutterstock

El tonteo también tiene normas, y si te saltas una estás fuera

Conocer gente nunca ha sido tan fácil como en 2019. Tenemos apps por doquier que nos permiten hablar con personas con las que de otra forma sería prácticamente imposible ponerse en contacto, además de los lugares tradicionales (instituto, universidad, trabajo o cursos) que te posibilitarán relacionarte con cientos de personas de todo tipo. Algunas no te caerán bien, otras se convertirán en tus amigos, con la mayoría habrá total indiferencia... Pero siempre habrá alguien con quien notes una conexión especial. Es ahí donde empieza todo.

Es difícil medir cuándo empieza el tonteo. Hay muchos que optan por ir a saco desde el primer día y rompen una de las normas fundamentales de esta etapa: la sutilidad. En una discoteca quizás, pero si compartes el día a día con esa persona (chico o chica, da igual, pero usaremos chica a partir de ahora para ahorrar palabras) esto no hará más que ahuyentarla. El tonteo debe ir in crescendo y debe ser posterior al paso de conocerse, porque una de las muchas claves del tonteo es recordar y reírse, sin pasarse, de sus anécdotas o momentos más cómicos.

¿Y por qué recalco lo de no pasarse? Porque si entras en la fase del tonteo, te la juegas con cada decisión. Una palabra mal expresada, una broma fuera de tono, un malentendido, y estás out. Es una tanda de penaltis. Tú no puedes fallar y tampoco puedes permitir que sus goles te afecten. Si ella lanza y la clava por la escuadra, es decir, notas que ha tonteado contigo en una determinada frase sin tú esperártelo, mantienes la compostura. Ni haces un Ted Mosby y dices que estás enamorado ni huyes despavorido de la situación. Sé fuerte, como Luis.

Pero ante todo, actúa con naturalidad. No fuerces situaciones ni intentes ser quien no eres. Al final se dará cuenta de eso y el juego terminará abruptamente. Si no eres especialmente divertido o ves que no tienes labia, es mejor ir poco a poco y alargar esta fase, o bien ganártela por otros aspectos de tu forma de ser sin necesidad de tontear, antes que meterte en el agua sin saber nadar, porque el hundimiento está asegurado.

Y posiblemente lo esté incluso aunque seas Michael Phelps. ¿Cuántos tonteos terminan culminando en algo? Muchas veces los fallos puntuales de los que hablábamos, el dejar de ser interesantes cuando esta fase se estanca o las simples circunstancias de la vida apagan este fuego. Ahora bien, mientras dura, la sensación es una pasada. Te sientes vivo, con más ingenio del que siquiera soñaste tener y con una mezcla de felicidad y tensión que solo puede generar la incertidumbre.

Bienvenido, estás en la primera etapa, pero aún quedan muchas más, muchos posibles caminos por tomar. Recuerda que esto se suponía que era 'Bandersnatch' o 'Heavy Rain'. Cuando notas los primeros atisbos de tonteo, lo primero que te preguntas es: ¿ella también está por la labor o es lo que yo quiero creerme? Ojalá tuviéramos el poder de Mel Gibson en 'Qué piensan las mujeres' (sin los tópicos machistas de la película, por Dios) y conocer de primera mano lo que piensa la otra persona. Pero como todavía no se ha inventado semejante adelanto, toca sufrir y continuar jugando, aun a riesgo de que al final del camino solo haya un muro más impenetrable que el que quiere poner Trump.

Si la conoces del instituto, la universidad, el trabajo o demás sitios en los que compartís tantas horas entre cuatro paredes, la relación irá más rápido, y podrás dilucidar tu incógnita con mayor brevedad. Compartir tanto tiempo con la persona con la que tonteas tiene sus puntos buenos y sus aspectos fatales. Lo bueno es que te permite conocerla y hablar más, lo malo es que te obliga a estar muy atento a que este tiempo no sea tanto como para resultar pesado. Nada de estar pendiente de ella en todo momento, recuerda lo de actuar con normalidad y no forzar la máquina. El tonteo con un pesado termina mal SIEMPRE.

¿Decides ser un plasta? Lo siento amigo, camino equivocado.
¿Decides ser un plasta? Lo siento amigo, camino equivocado. Netflix

Llegó la temida pregunta...

Imagina que tienes suerte y que todo está yendo a pedir de boca: cada vez tienes más claro que el interés es mutuo, ya no solo habláis de tonterías sino que las intercaláis con confesiones... Es decir, que estás quemando etapas como si fueras Mbappé, y tú sin apenas darte cuenta. Porque una vez estás dentro de esa vorágine, todo va muy deprisa, pero como tú estás bien, no te planteas nada más allá de buscar otra chorrada con la que hablarle. Y si tu 'Inside Out' interno te recuerda a Sabina y su "Cuidado chaval, te estás enamorando", tú le respondes con un "todo ok, José Luis, todo ok".

Pero no, al contrario que con el VAR, en nuestra vida nunca está todo ok. Y cuando pensabas que lo estaba, todo ello se esfuma en un segundo cuando llega el momento clave. Porque siempre, siempre llega. ¿Pero por qué no nos dejan tontear a gusto, sin complicaciones? ¿No se puede vivir eternamente en la fase de tonteo como Homer quería vivir en esa salsa de tomate que mostraba una realidad alternativa? Parece que no. Siempre habrá alguien que te baje de la nube y te dé de bruces con la realidad.

Todos querríamos vivir en la salsa, Homer, pero no nos dejan.
Todos querríamos vivir en la salsa, Homer, pero no nos dejan. FOX

Y es que, llegados a este punto, serán ya unos cuantos los que se hayan dado cuenta del tonteo, la atracción o como queráis llamarlo. Y ahí estará tu mejor amigo, o el amigo en común de ambos en la universidad, o ese compañero de trabajo, dispuestos todos a hundirte con la tan temida pregunta: "Oye, pero a ti ella te gusta?".

Y de repente, todo se va a la mierda. Aquello que habías intentado tapar se cae más rápido que el Muro de Berlín, y por primera vez te encuentras con estos extraños sentimientos cara a cara. ¿Qué hacer con ellos? Déjalos de lado un segundo, tienes antes una pregunta que responder. Una pregunta que marcará tu futuro con ella, porque se va a enterar de la respuesta, claro que lo hará. Y si no, la dichosa preguntita habrá servido para responderte a ti mismo y darte cuenta de todo, lo cual casi que es peor.

En tu mente surgen rápidamente varias respuestas, varias opciones. Solo hay que pulsar una, como si tuvieras un mando de la PlayStation. Sea cual sea el botón que pulses, nada volverá a ser igual.

  • Botón cuadrado: pues sí, la verdad es que un poco sí. ¿Se nota?
  • Botón círculo: ¡qué dices! Qué va, ¿eres tonto?
  • Botón triángulo: somos amigos, nos llevamos bien y hay química, pero ahí se queda
  • Botón X: no lo sé, estoy hecho un lío

¿Qué pulsarías? Tranquilos, haremos un artículo con cada una de las posibles respuestas. 'MENzig: Bandersnatch' no ha hecho más que empezar.

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