Así es el sambo soviético, el arte marcial más efectivo de todos

Shutterstock

Trotsky, Putin o Khabib lo aprendieron: así es el sambo soviético, el arte marcial más efectivo de todos

Cuando los bolcheviques conquistaron el poder, se dieron cuenta de que el ejército ruso no tenía ningún método de autodefensa sin armas. Por ello, Lenin ordenó la creación del sambo (literalmente, "defensa propia sin armas") que, con el tiempo, se ha convertido en un deporte practicado a nivel mundial y aspira a ser olímpico.

Por Javier Fernández  |  25 Marzo 2019

A finales de 2018, el Sambo fue reconocido, al menos de forma temporal, por el Comité Olímpico Internacional, lo que supone un primer paso hacia la realización del sueño de todos los que practican este deporte: su inclusión en los Juegos Olímpicos.

Sin embargo, muy poco se conoce de este disciplina, que ha sido practicada por, entre otros muchos, el revolucionario León Trotsky, el presidente ruso Vladimir Putin y Khabib Nurmagomedov, actual campeón de peso ligero de la UFC. Aquí vamos a arrojar luz sobre este arte marcial que ha sido considerado por numerosos expertos como el más efectivo del mundo, y que hasta ha sido incluido de manera reciente en el entrenamiento de lucha personal de la Policía Federal de México.

Suma Soviética

Antes de que los bolcheviques conquistasen el poder en Rusia en el año 1917, el ejército del Zar carecía del adiestramiento necesario para el combate cuerpo a cuerpo contra formaciones enemigas profesionales. Tras la revolución de octubre, Lenin encargó la creación de una disciplina de autodefensa para las fuerzas y cuerpos de seguridad del recién creado estado soviético, el cual estaba amenazado tanto por la contrarrevolución interna como por las potencias externas que querían evitar 'el contagio' revolucionario.

Después de que los bolcheviques conquistasen el poder, Lenin ordenó la creación de un sistema de autodefensa sin armas para las fuerzas de seguridad del recién creado Estado Soviético.
Después de que los bolcheviques conquistasen el poder, Lenin ordenó la creación de un sistema de autodefensa sin armas para las fuerzas de seguridad del recién creado Estado Soviético. shutterstock

De esta forma se creó el sambo, cuyo nombre es la contracción de 'Samozashchita Bez Oruzhiya' ("autodefensa sin armas"). Esta forma de lucha cuerpo a cuerpo fue fue el resultado de la progresiva unión de dos líneas de investigación distintas.

Los padres del sambo

Una de ellas fue la que realizó Viktor Spiridonov, experto en jiu-jitsu y veterano de la Primera Guerra Mundial que, tras la revolución de octubre, trabajó como instructor en el centro de entrenamiento del NKVD, los servicios policiales y de inteligencia soviéticos antes del KGB, conocido como Dynamo.

Debido a una herida de guerra, Spiridonov se centró en la técnica de los movimientos más que en la fuerza de los mismos. Su objetivo era sintetizar en una sola disciplina, de la mejor forma posible, las técnicas más precisas de numerosas formas de combate como el chidaoba georgiano, el gyulesh azerbaiyano, el Trynte moldavo, el Kokh armenio, el bukh barilda mongol o el judo japonés, entre muchas otras. Así creó el 'Samoz', muy útil sobre todo entre aquellos soldados que hubieran sufrido alguna herida grave tras una batalla.

Paralelamente, Vasili Oschepkov incluyó sus conocimientos específicos sobre judo para la elaboración de la técnica de lucha cuerpo a cuerpo del Ejército Rojo. Oschepkov, hijo de campesinos rusos, creció en el país del sol naciente, donde recibió una gran educación y entrenó judo en la prestigiosa Academia Kodokan, convirtiéndose en el primer ruso en obtener el cinturón negro. En 1913 trabajó en el servicio de inteligencia ruso, y tras la Revolución, lo hizo para el ejército soviético.

Si bien Spridivonov y Oschepkov no llegaron a poner en común sus conocimientos, fueron los alumnos de estos los que trabajaron conjuntamente para el perfeccionamiento de las técnicas estudiadas por sus maestros.

Sin embargo, apenas un año antes de que el sambo fuera reconocido por el Comité Estatal de Deporte de toda la URSS, esta disciplina estuvo a punto de ser completamente defenestrada y desechada, pues Oschepkov fue acusado de espionaje y condenado a prisión, donde falleció en 1937.

Tras aquel suceso, un prestigioso profesor de educación física y antiguo alumno de Oschepkov, llamado Anatoly Kharlampiyev, utilizó sus vínculos con importantes miembros del Estado soviético para convencerles de que el sambo era un estilo de lucha genuinamente ruso. Sus esfuerzos fueron fructíferos, y en 1938, el sambo fue declarado Arte Marcial de la Madre Patria por el Comité Estatal de Deporte de toda la URSS.

Es por ello por lo que a Kharlampiyev se le conoce oficialmente como 'el padre del Sambo'.

Difusión del sambo

Si bien el sambo nunca ha sido reconocido como deporte olímpico, hasta finales de 2018 y de forma temporal sí fue aceptado en los años sesenta como una técnica más por la Federación Internacional de Luchas Asociadas, adquiriendo mucha notoriedad gracias a su efectividad.

Posteriormente, el sambo alcanzó fama mundial gracias a los triunfos de legendarios luchadores rusos, como Fedor Emelyanenko, en prestigiosos torneos de artes marciales mixtas como la UFC. De hecho, el actual campeón mundial de peso ligero en esa competición, Khabib Nurmagomedov, utiliza muchas técnicas del sambo.

La efectividad de este arte marcial soviético es muy grande, y por ello se practica en muchos lugares fuera de Rusia. Argentina, Perú, Venezuela, España o Irlanda del Norte son algunos de los países donde cada vez más gimnasios están enseñando esta disciplina. De hecho, una academia norirlandesa entrena actualmente a los equipos de sambo ruso, estadounidense, canadiense, camerunés y escocés, entre muchos otros, en vistas a la posible inclusión de este deporte en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

De momento se desconoce si habrá medallas disponibles para los atletas del sambo en la próxima cita olímpica. Lo que está claro es que, en un mundo globalizado, las fronteras desaparecen irremediablemente, eliminando el carácter nacional y exclusivo de cualquier elemento, convirtiéndolo en internacional. El sambo es un claro ejemplo de ello.

Artículos recomendados