¿Te toca mesa electoral? Consejos para sobrevivir

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¿Te toca mesa electoral? Consejos para no morir en el intento

Te traemos algunos consejos para superar un día de elecciones si toca estar en la mesa electoral este 10N.

Por Celia Varona  |  29 Mayo 2023

Pregunta de examen, y quien falle suspenso: ¿alguien sabría decirme cuántas elecciones hemos vivido en los últimos 5 años? Si no te lo sabes, lo siento, aquí no te lo vamos a decir (aunque estaría bien un poco más de interés en el panorama político, eh...), no somos la web para ello. Eso sí, te damos una pista: muchas, demasiadas. Pero no os preocupéis, este no es un artículo de política. Como decíamos, en MENzig no estamos para hablar de asuntos políticos, sino de asuntos cotidianos, de mejorar la vida de la gente. Y hoy vamos a hablar de algo que, por mucho que no queramos participar en la jornada electoral ni inmiscuirnos en todo lo relacionado con los partidos, elecciones, etc..., nos puede tocar y fastidiar el fin de semana: LA MESA ELECTORAL. Chan, chan, chaaaaan.

Y es que, cuando recibimos la carta de citación, se nos queda una cara que ni que se nos hubiera aparecido la niña de 'El Exorcista' en el pasillo por la noche. El cartero se ríe, y a nosotros se nos cae un poco el mundo encima. Bueno, no a todos. Recibir la citación para participar en la mesa es algo que amamos u odiamos, pero de lo que no podemos escapar como ciudadanos que somos, votemos o no. Y las experiencias son muy diversas. Si preguntamos a nuestro alrededor, tendremos buenas o malas referencias. Lo que sí que nos sorprende es que es fácil que conozcamos a alguien que le haya tocado, por muy grande que sea la ciudad en la que vivimos.

Antes de nada, cabe destacar que no es la misma la figura de los apoderados que los de la mesa electoral. Los primeros pertenecen y se presentan en el colegio como representantes de un partido político, cuyo fin es vigilar que la jornada transcurra sin ningún incidente (bueno, en teoría). La mesa electoral son ciudadanos elegidos a sorteo: un presidente y dos vocales con sus respectivos segundos, que tienen que presentarse en el colegio como suplentes a la misma hora, aunque después puedan irse.

Votar está muy bien. Estar en la mesa aguantando, es otra cosa.
Votar está muy bien. Estar en la mesa aguantando, es otra cosa. Shutterstock

Puedes ser el Rey durante un día: en la mesa eres inmune e inviolable

Como todo en esta vida, haber sido elegido para pertenecer a la mesa electoral tiene sus ventajas y sus desventajas. Vamos con las primeras de ellas, para animar un poco el cuerpo. Tanto los vocales como el presidente gozan de inmunidad e inviolabilidad durante toda la jornada electoral (desde la apertura hasta el cierre de los colegios) y no podrán ser detenidos, inculpados o procesados durante esta jornada electoral sin previa autorización del Tribunal Supremo. Eso sí, esa inmunidad se romperá en caso de flagrante delito, así que tampoco te pases.

Es decir, que estéis tranquilos ese día, porque nadie puede chillaros, ofenderos o meterse con vosotros durante las jornadas. El recuento y el escrutinio sí que pueden ser momentos más tensos en un 0,01% de las veces, pero nada preocupante. A pesar de esto, es recomendable armarse de paciencia porque va a ser un día muy, muy, muy largo.

También existe la posibilidad de 'escaquearse' de la mesa electoral, aunque no asistir se paga con multa o incluso cárcel. Viaje reservado, motivos personales justificados, religiones incompatibles (monjas de clausura, por ejemplo, y no es coña), embarazos de riesgo o intervenciones quirúrgicas son algunos de los motivos por los que puedes presentar un recurso y no asistir a la mesa electoral. En las elecciones de abril de 2019 se interpusieron más de 400. Si lo que quieres es reclamar y darle al suplente la peor noticia del año para poder ir a un derbi o a la obra de teatro de tu sobrino, lo tendrás más complicado.

En definitiva, es más fácil comerse el marrón que hacer toda la papelería para perderse esta fiesta de la democracia.

¿Te aburres? Es como una clase más

Estar todo el día en la mesa electoral es como asistir a esos congresos obligatorios universitarios que duraban de 9 de la mañana a 9 de la noche. Pero no puedes llevarte el ordenador para ir adelantando trabajo, es verdad. ¿Qué podemos hacer entonces? Bueno, pues llevarte un libro es una opción. Posiblemente te pongan mala cara, pero oye, puedes intentarlo, sobre todo para ese rato de la comida, horas muertas en las que nadie va. Otra opción es ir de resaca. Ya que vas a pasar el día sin hacer nada, pues mejor haberlo disfrutado la noche anterior. El contrapunto es que puede ser duro; muy duro.

Para la gente cotilla, este día puede ser de lo más divertido. Un espectáculo sobre el chismorreo, las miraditas que matan y los susurros. Y esto se da sobre todo en localidades pequeñas en las que la gente se tiene muy vista. ¿Qué hará Felipe? ¿Qué papeleta ha cogido Julia? Qué fuerte que Ramón y Paco estén hablando, si se llevaban fatal. Una fiesta digna de ser relatada por Pío Baroja.

Es crucial no olvidarse las gafas si las tenemos, que casi doce horas viendo DNI y buscando nombres en folios llenos de ellos puede acabar siendo una pesadilla para nuestra vista y nuestra cabeza. Tampoco está de más intentar tener buena comunicación con los compañeros de mesa. Al fin y al cabo, vamos a tener que pasar bastante tiempo con ellos y, si se puede hacer más ameno, mejor. Aunque esto, por desgracia, no es algo que vaya a pasar sí o sí. Recordamos que es necesario tener mucha paciencia y, bueno, que te dan un mísero bocata, algo de hambre vamos a pasar.

¡Por cierto! Que no bebáis mucha agua que tampoco puedes estar levantándote cada 10 minutos. Si esto es la gota que colma el vaso, y nunca mejor dicho, y has decidido librarte de ello para la próxima sí o sí (porque puede volver a tocarte), ¡siempre está la opción de hacerte monje o monja de clausura!

Y si es seguro que no quieres que te toque... ¡está siempre la opción de monje o monja de clausura!

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