LIV Golf vs. PGA Tour: ¿qué está pasando en el golf?

LIV Golf

LIV Golf, el proyecto saudí apoyado por Trump que amenaza con desbancar al PGA Tour como la principal liga de golf

Decenas de jugadores de la PGA se han unido al nuevo torneo creado por los saudíes que pretende revolucionar el mundo del golf.

Por Adrián Tomé  |  08 Junio 2022

Hay un terremoto en el golf que puede cambiar el presente y el futuro del deporte. La LIV Golf, la nueva liga de este deporte financiada por Arabia Saudí, ha sido capaz de atraer a numerosos jugadores de gran nivel para su torneo. A base de talonario, amenaza con trastocar con el orden dentro del deporte y provocar la ruina del PGA Tour, que ha perdido grandes nombres en los últimos días.

Dustin Jonshon, antiguo número uno del mundo, Louis Oosthuizen, Phil Mickelson, Kevin Na, Sergio Garcia, Talor Gooch, Charl Schwartzel, Branden Grace... Todos competirán en LIV Golf y algunos incluso han renunciado al PGA Tour. El evento bate récords de presupuesto y premios para los jugadores, atraídos precisamente por esto, el factor económico. El actual número 1 del mundo Brooks Koepka ha sido el último en darle la patada al PGA Tour y sucumbir al dinero de la LIV Golf.

En total, la nueva liga cuenta con 48 jugadores (de momento) y 12 equipos, que competirán a lo largo de una serie de ocho eventos. Tras una primera parada en Londres, pasarán por Portland, Bedminster, Boston, Chicago, Bangkok, Jeddah y Miami. Por si fuera poco, está metido en el ajo hasta el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. El polémico líder republicano será el host (anfitrión) en los eventos de Bedminster y Miami.

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¿Qué hace a la LIV Golf diferente?

El formato en sí de la liga propone nuevas reglas para hacerlo más atractivo a los espectadores. Campos más pequeños, menos rondas (tres), 54 hoyos y shotgun start (todos empiezan a la vez desde distintos hoyos). La poca distancia entre cada evento también intenta ser uno de los reclamos, jugando los ocho eventos entre este mes de junio y octubre.

En cada evento se repartirán 20 millones de dólares entre los participantes, más otros 5 millones que irán a los tres primeros equipos después de cada semana. El premio individual por ganar alguno de los eventos es de 4 millones de dólares, más otros 3 millones al equipo. En Miami, el evento final, el premio se duplica, con 50 millones a repartir. Al margen de los premios por ganar, cada jugador tiene garantizado un mínimo de 120.000 dólares por completar 54 hoyos.

El principal debate gira de una manera muy similar al que tuvo lugar con la Superliga de fútbol. Los defensores del PGA Tour critican con dureza que los jugadores se vayan solo por el dinero y ensalzan tanto el valor de los que no tienen acceso a esas cantidades astronómicas como la historia de la competición. Quienes apoyan al LIV Golf defienden que los jugadores decidan irse a otra competición en la que ganen más dinero y tengan nuevas oportunidades, al igual que ocurre constantemente en el mercado laboral en general.

En 2019 ya se había empezado a hablar de una liga que le hiciera competencia al PGA Tour, pero no fue hasta finales de 2021 cuando la idea tomó verdadera forma. De la mano del Fondo de Inversiones Público de Arabia Saudí (dueños también del Newcastle United), principal inversor de la LIV Golf, los rumores se convirtieron en certezas. Con cada anuncio de un gran nombre del golf que abandona el barco del PGA Tour por el yate del LIV Golf, se alcanza una nueva intensidad en un conflicto que parece que va para largo.

Entre los participantes, además del ya mencionado Sergio García, hay otros tres españoles, Pablo Larrazábal, Adrián Otaegui y el amateur David Puig.

¿Qué puede hacer el PGA Tour ahora?

Mientras tanto el PGA Tour no se queda de brazos cruzados. La competición estadounidense ha anunciado que suspende a todos los golfistas participantes en el LIV Golf. Es decir, no podrán disputar un solo torneo del PGA Tour a menos que abandonen la competición saudí. ¿Nos suena, verdad?

Veremos si el PGA Tour consigue neutralizar a su rival o si las medidas llegan demasiado tarde. De momento, ni los jugadores lo tienen claro. Mientras muchos comienzan a plantearse la posibilidad de dar el salto a LIV Golf, como Adam Scott, otros defienden la legitimidad e importancia de jugar en un PGA Tour, con más significado y fuerza que poder ganarse un dinero extra.

No se olvida tampoco lo que supone jugar en una liga con el sello de Arabia Saudí. Más allá del dinero, el país es famoso por violar los derechos humanos, y muchos deportistas no quieren verse ligado a él. Además, también está la figura de Donald Trump. Muchos consideran su alianza con el LIV Golf como un acto de venganza contra el PGA, que recordemos, rompió unilateralmente una serie de acuerdos y compromisos con el empresario por "razones políticas".

Pase lo que pase a partir de ahora, todo esta guerra ha sacado a la luz la verdadera cara tanto de muchos jugadores como del propio deporte, incapaz de ofrecer un modelo que guste a todo el mundo e impotente ante la llegada del dinero saudí.

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