La NBA se planta contra el racismo: ¿en España hubiera sido posible?

GTRES

Si te parece mal la contundencia de la NBA contra el racismo, deberías hacértelo mirar

La NBA hace historia y se planta de una vez por todas contra el racismo sistemático del país, aunque a muchos no les guste. ¿Hubiera sido posible esto en España?

Por Guille Galindo  |  27 Agosto 2020

Últimamente no paramos de vivir jornadas históricas en el deporte. Sin embargo, pocas tendrán un mayor reconocimiento que la vivida en la madrugada del 26 al 27 de agosto de 2020 (hora española), el momento en el que la NBA dijo basta y se plantó ante un nuevo crimen racista por parte de la policía de Estados Unidos contra un ciudadano negro.

Siete. Siete fueron los tiros que le pegaron en la espalda a Jacob Blake en Kenosha, Wisconsin. Un acto al que, por estar tristemente acostumbrados en EEUU, no debería dejar de repudiarnos. Un acto que desató una vez más la rabia y la indignación entre la población (aunque no en toda) y que desencadenó la protesta, rebelión o boicot, llamadlo como queráis, por parte de los jugadores de la NBA.

Esta pequeña aclaración es clave. Fueron los jugadores, y no la organización, quienes lideraron este gesto, tan simbólico como eficaz, viendo la repercusión que ha generado. Primero los Bucks de Milwaukee, otra ciudad de Wisconsin con una profunda problemática racial, y acto seguido el resto de equipos que disputan los playoffs, frenaron en seco la maquinaria impulsada por la NBA.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de Milwaukee Bucks (@bucks) el

La patronal, consciente desde tiempos de David Stern de la conciencia racial creciente de sus empleados, no ha puesto trabas y se ha limitado a señalar que los partidos serán reubicados en el calendario. En estos momentos, parece difícil que eso pueda ocurrir. En una reunión entre los jugadores más importantes que permanecen en la burbuja de Orlando, Clippers y Lakers, los dos máximos favoritos a hacerse con el anillo, abogaron por cancelar la temporada. Leyendo el último tweet de LeBron James, la sensación es que la temporada 19/20 estaba terminada. Sin embargo, finalmente la competición se reanudará.

La generación actual de jugadores y cuerpo técnico de la NBA es la más concienciada con la situación racial del país. Desde el propio LeBron hasta cualquier otro jugador de la liga, ya sea blanco o negro, la presión social que están ejerciendo aprovechando su poder mediático para reclamar un cambio es la mayor respuesta de solidaridad en la historia del deporte desde aquel 16 de octubre de 1968, cuando los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos levantaron el puño envuelto en un guante negro.

No importa que sean multimillonarios, aunque muchos proTrump, los de "no soy racista, pero", o los que no tienen absolutamente ni idea del tema porque ellos no han sufrido discriminación alguna en su vida, traten de usar ese argumento para menospreciar su actitud. Ser rico a raíz de tu trabajo no es un impedimento para reclamar un mundo más justo. De hecho, no hace sino poner en valor a unas personas que serían más felices siendo ignorantes, pero que han elegido luchar. El discurso de Doc Rivers, entrenador de los Clippers, es el ejemplo perfecto de unos profesionales que dignifican el deporte. Un deportista debe implicarse socialmente, porque el deporte, por mucho que nos hayan querido vender, no es una burbuja. Las burbujas, solo para evitar el coronavirus, no para alejarse de los problemas sociales.

En España, mientras, solo se suspende un partido por Zozulya

El efecto dominó de la medida tomada por la NBA no se hizo esperar. La WNBA, la MLB y la MLS suspendieron también la jornada, mientras que la tenista Naomi Osaka ha anunciado que no disputará las semifinales del Masters 1000 de Cincinnati. El tiempo ha dado la razón a Colin Kaepernick.

Ahora bien, ¿qué hubiera sucedido en España en caso de darse una situación similar? Que el racismo sistemático no sea un problema de base, como sucede en EEUU, no significa que España sea un país libre de racismo, ni mucho menos. Y desde luego, si lo fuera, el deporte habría tenido poco o nada que ver en esa utopía.

Hablamos de un país en el que se han escuchado gritos racistas en muchos campos de fútbol durante décadas sin que LaLiga ni el Gobierno hayan hecho absolutamente nada.

Hablamos de un país en el que el jefe de su competición deportiva más importante, un miembro del grupo de extrema derecha Fuerza Nueva, solo ha suspendido un partido por cánticos de la afición. Y esos cánticos consistían en llamar nazi a un jugador con ideas y fotografías filofascistas.

Hablamos de un país en el que los futbolistas viven en una realidad paralela, alejados de lo que sucede en el día a día en la sociedad y sin interés alguno por acercarse a ella. Hablamos de un país en el que, si algún equipo hubiera dado un paso como el de los Bucks, tendríamos a un partido político y a su horda de seguidores boicoteando por lo civil o lo criminal el proceso (al menos en eso sí nos parecemos a Estados Unidos). Hablamos de un país que tiene mucho que callar.

Por cierto. Para aquellos que saquen los tres datos estadísticos de siempre sobre la proporción de delitos por parte de la comunidad negra en EEUU, que le den una pequeña vuelta, solo una, a la situación de desigualdad social y económica que sufren, y quizás encuentren ahí la respuesta a sus discursos predeterminados. Un negro no nace siendo peor que un blanco. El que sí es peor es el racista.

Artículos recomendados