Cómo sobrevivir a la cena de empresa

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Cómo sobrevivir a la cena de empresa: consejos para no dar la nota en una de las noches más importantes

La cercanía de la Navidad trae año tras año un encuentro con jefes y compañeros. ¿Algo puede salir mal? Sí, muchas cosas, así que lee con atención si no quieres tener tu finiquito en la mesa al día siguiente.

Por Guillermo Álvarez  |  20 Diciembre 2018

La Navidad trae muchas cosas consigo: las ciudades se embellecen con las luces, los supermercadores se llenan de turrones y demás dulces típicos, y empiezan las discusiones en las familias para ver cómo se reparten para pasar las fiestas. Además de estas apasionantes cuestiones, también están los regalos, esos que esperas con tanta ilusión y a lo mejor el 25 de diciembre o el 6 de enero, cuando por fin los abres, solo te aportan decepción. Piensa que todavía puede ser peor, ya que si tus familiares y amigos no aciertan, menos lo van a hacer tus compañeros de trabajo si te decides a jugar al amigo invisible. O bueno, igual sí, que a veces la vida te sorprende. Pero no nos vayamos por las ramas porque esta era solo una introducción para hablar de lo que has venido a leer: cómo sobrevivir a una cena de empresa.

Sumado a todo lo anterior, mientras formes parte de la población activa y siempre y cuando trabajes en alguna empresa más o menos grande, cuando se acerquen las fiestas navideñas recibirás una invitación para acudir a una cena o cóctel con el que celebrar con esas personas con las que te pasas la mayor parte del día que ha llegado un año más la Navidad. Lo primero que se hace es comprobar el día y la hora, para después mirar el restaurante elegido y, si se puede, el menú. Una vez que se ha comprobado que vas a disfrutar de una estupenda cena, debes despejar tu agenda para ese día. Ausentarse en la cena de empresa no es una opción a menos que quieras quedar mal con tus compañeros... y lo que es peor, con tus superiores. Solo se puede admitir como una excusa un problema de salud, alguna circunstancia personal extraordinaria como tener que cuidar a un familiar o como mucho que estés de vacaciones el día de la cena y vayas a estar lejos. Estos eventos se avisan con tiempo, pero es posible que hayas sacado los billetes con mucha antelación. De todos modos, si no eres nuevo sabrás más a menos cuándo suele ser la cena de empresa, y si habitualmente se coloca en los días previos a Nochebuena, intenta no marcharte fuera entre el 15 y el 20 de diciembre. Avisado quedas, ahora ya si no te importa quedar mal... es tu problema.

¡Ya están aquí las cenas de empresa! Qué ilusión, ¿eh?
¡Ya están aquí las cenas de empresa! Qué ilusión, ¿eh? Shutterstock

La importancia de elegir bien el outfit

Cuando ya sabes qué día es, sabes lo que vas a comer y te ha quedado claro que va a ir todo el mundo, es momento de pensar en el look. Querido invitado, lo primero que tienes que hacer es darte cuenta del tipo de empresa para la que trabajas, ya que en función de ello deberás escoger un outfit u otro. De todos modos, hay algunas consideraciones generales que debes tener en cuenta. Lo primero es que no puedes ir de cualquier manera. Nada de pantalones rotos, por muy modernos que sean, ni tampoco los lleves demasiado bajos, una moda que por cierto debería estar prohibida. Para el torso, mejor camisa o un jersey que no sea muy llamativo. Si tu empresa es, digamos... relajada, puede que no acapares todas las miradas si apuestas por un suéter o una sudadera con motivos navideños, pero casi que mejor déjalo para la cena con tus amigos.

La segunda consideración importante es que es mejor que prescindas de los colores chillones. El negro es quizás demasiado sobrio, pero una combinación en blanco y negro que no te haga parecer el camarero (con todos mis respetos para los camareros) puede ser acertada. De todos modos, el azul siempre es un color ganador, como también lo es el beige y el gris, siempre y cuando no apagues en demasía tu look. Como ejemplo, piensa en una camisa azul con algún estampado pequeño y discreto con un pantalón beige. Lo mires por donde lo mires, vas a estar bien.

El vestuario debe ser apropiado. Salvo que estés en una empresa demasiado formal, camisa o chaqueta son más que suficientes.
El vestuario debe ser apropiado. Salvo que estés en una empresa demasiado formal, camisa o chaqueta son más que suficientes. Shutterstock

La tercera consideración es que te olvides de sombreros o gorros. Si hace frío en la calle te aguantas, porque vas a tener que quitártelo al llegar y te va a quedar el pelo hecho un estropajo, y no quieres que eso pase y estar tocándotelo todo el rato. Hablando del pelo, tampoco se te ocurra hacer experimentos antes de la cena de empresa, no vayan a salir mal. A lo mejor tu abuela te perdona que te presentes en la cena de Nochebuena con el cabello de color amarillo canario o que te rapes de un lado y te tiñas de blanco el otro, pero quizás a tu jefe no le haga tanta gracia, sobre todo porque es posible que no quiera verte así todos los días cuando vayas a trabajar. También te digo que hay abuelas más modernas que algunos jefes, eso es una realidad. La cuarta consideración es que si llevas corbata, no termines con ella atada a la cabeza como esos invitados a las bodas que todo el mundo ha visto alguna vez y que terminan desfasando más de la cuenta; pero bueno, hablar de esto es adelantarse un poco.

En resumen, abre el armario y elige un look correcto que no sea ni demasiado aburrido, ni demasiado llamativo. Lo ideal es llevar una camisa que no sea ni muy informal ni muy formal, que no parezca que te vas a una discoteca en la que actúa Leticia Sabater, ni que tampoco parezca que tienes una reunión con un ministro. Los pantalones mejor chinos que vaqueros y de colores discretos. En cuanto al calzado, unas botas azules o marrones son una elección ganadora, pero si tu empresa es relajada en el vestir, puedes apostar por las clásicas zapatillas blancas, que pegan muy bien con un look elegante e informal. Eso sí, ¡llévalas limpias!

Compórtate y no des la nota

Ha llegado el día, ya lo tienes todo listo y te queda ir al restaurante. Ni qué decir tiene que debes ser puntual. Si es un cóctel y hay mucha gente puedes llevar un poco más tarde, 15 o 20 minutos como mucho. Llegar a un lugar vacío y que parezca una fiesta de 'Gran Hermano' a las puertas de la final no es muy agradable, pero tampoco te presentes el último, porque eso queda muy mal. Si por el contrario es una cena típica, de las de sentarse, ni se te ocurra retrasarte. Si vas en coche y sabes que es una zona con problemas para aparcar, busca un parking o vete con tiempo de sobra para conseguir aparcamiento al lado. Vale más que hagas tiempo tomándote algo en un bar cercano a que llegues media hora tarde con la excusa de que no hay quien aparque. De todos modos, es preferible que apuestes por el transporte público, y si tu cuenta corriente es abultada y el lugar de la cena no está demasiado lejos, que pidas un taxi. Aunque es verdad que, tal y como está el español medio a nivel económico, casi que mejor vas en Metro o autobús, que sale más económico y no es cuestión de que la cena de empresa te salga por un ojo de la cara.

Ya tienes el atuendo, ya sabes cómo ir y ya has llegado. Ahora queda lo más importante... ¡Cómo comportarte! Depende de cómo te lleves con tus compañeros, tendrás una actitud u otra. Pongamos que no son muy cercanos a ti; aprovecha entonces para entablar conversaciones y conocer un poco mejor a esas personas a las que tienes que ver 8 horas todo los días (hora u horas de comida aparte si tienes turno partido). Si por el contrario, tus compañeros también son tus amigos, te lo vas a pasar mucho mejor y el ambiente va a ser muy distendido, pero cuidado, tampoco te pases y te creas que estás celebrando el cumpleaños de un colega.

Cuidado con beber más de la cuenta, no trae nada bueno.
Cuidado con beber más de la cuenta, no trae nada bueno. Shutterstock

No olvides que estás en una cena de empresa, y tienes que comportarte de una forma adecuada y no hacer o decir cosas de las que después puedas arrepentirte. No saques conversaciones polémicas, como por ejemplo el fútbol o la política, temas que muy probablemente pueden provocar discusiones. No es tampoco momento para recordar anécdotas del pasado que no dejen en buen lugar a tus compañeros, por muy graciosas que sean, ni tampoco desmadrarse demasiado y pasarse con el alcohol o comer como si no hubieras probado bocado en todo el día. Vale que te están invitando, pero no hace falta quedar mal. Por otro lado, si a la mañana siguiente tienes que trabajar, que no se te vaya la cabeza con la hora de marcharte o vas a tener una jornada terrible.

Si has hecho caso a estos consejos, al día siguiente llegarás a trabajar radiante, descansado y recordando una cena en la que si todo va bien habrás comido estupendamente, habrás confraternizado con tus compañeros, habrás afianzado la amistad, y lo más importante... no habrás dado la nota. Como no has bebido demasiado y has dormido bien, no has tenido nada de resaca, y estarás como si el día anterior te hubieras quedado en casa viendo series y te hubieras ido a dormir a la hora de la Cenicienta. Así, habrás sobrevivido a la cena de empresa... hasta el año que viene.

Esto sería lo ideal, pero lo más seguro es que solo me hayas hecho caso a la hora de elegir outfit y con el transporte. Una vez allí, habrás hablado con tu jefe como si fuera tu amigo, habrás contado anécdotas bochornosas de la vida de tus compañeros, y ellos habrán hecho lo mismo contigo. Habrás brindado tantas veces que al final no sabías qué estabas bebiendo, y tan solo habrás decidido no hacer caso a tu instinto, que te pedía anudarte la corbata a la cabeza, porque te recordaba demasiado a tu padre o a tus tíos. Tu cena de empresa se habrá parecido más a la película 'Fiesta de empresa' (exagerando no un poco, sino un mucho), que a lo que esperabas, pero lo importante es que, aunque no hayas hecho caso a ningún consejo, has sobrevivido. Al final, los distintos caminos llevan a la misma meta, pero ojo, vaya día posterior te ha tocado sufrir... ¡No digas que nadie te advirtió!

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