Las canciones de Maluma son música de autor

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Por qué las canciones de Maluma son música de autor

Maluma ha creado polémica por su foto con siete mujeres en la cama, pero en realidad lleva años cantando sobre la promiscuidad, los cuernos y su capacidad para mantener docenas de relaciones sexuales en un solo fin de semana. Por eso Maluma es un cantautor conceptual.

Por Juan Sanguino  |  02 Agosto 2018

Maluma es el máximo exponente del perreo de autor. Sus canciones pueden sonar a meneos musicales genéricos pero sus letras (que él balbucea a medio camino entre el gemido, el lamento y la voz que se te pone cuando dices guarradas que te dan un poco de vergüenza) exultan una temática conceptual con voz propia e identidad. Se trata del primer cantautor de la era post-'Mujeres y hombres y viceversa', al haber convertido la doctrina sexual y la estructura narrativa de citas promiscuas del programa de Telecinco en la ideología de todas sus canciones: Maluma tiene una obsesión con acostarse con el mayor número posible de mujeres que le dé tiempo durante los cuatro minutos de canción. Siempre le canta a una mujer pero, a menudo, es para informarle de que se va a tirar a otra.

En su primer éxito internacional, Borro cassette, Maluma todavía no era el fucker que hoy bate récords de ventas. Una mujer de la que él está enamorado ("no hay un día que pare de pensar en su belleza") asegura no recordar nada de la noche que pasaron juntos, lo cual es lo más hiriente que puede sucederle a alguien con la cara de Maluma. Pero él no se rinde y traza una estrategia: "conozco ya tu debilidad, los tragos, solo un par de copas para conocerte en la intimidad". Él es un hombre que prefiere emborrachar a la chica que le gusta, aunque ella vaya a volver a olvidarse del revolcón, con tal de no renunciar a ella. De este modo, Maluma hizo bailar a millones de personas y a los límites del sexo consensuado. Quizá para distraer la atención acerca de esta controvertida frase (tampoco es como si entendiéramos todo lo que canta), a continuación lanzó Cuatro babys, una canción que convierte a Borró cassette en un ensayo de Gloria Steinem.

Cuatro babys fue el tema con el que mucha gente descubrió a Juan Luis "Maluma" Londoño (nombre artístico, por cierto, resultante de juntar las primeras sílabas de su madre Marili, su padre Luis y su hermana Manuela), pero no por los motivos que a él le gustaría. O sí. Porque ante la polémica generada por la letra él decidió sacarla como single oficial. La estructura de Cuatro babys es, desde un punto de vista narrativo, impecable: "estoy enamorao de cuatro babys, siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo ninguna me pone pero / dos son casadas, hay una soltera, la otra medio psycho y si no la llamo se desespera". El conflicto queda presentado en la primera estrofa y despierta intriga en el oyente. ¿Se acabará quedando con una de estas señoritas? Spoiler: no es ese tipo de canción.

Porque en un giro de guión magistral, y aquí es donde Maluma demuestra ser un genio, se rodea de una manada de traperos que recitan (eufemismo) las frases de la canción más escabrosas, esas que podrían llevar a alguien a la cárcel: "se encojona si se lo echo fuera" (cabe elucubrar que se refiere al semen), "polvos corridos, siempre echamos tres", "me dice papi vente adentro si me preña", "pero ella quiere con Maluma y conmigo a la vez". La trama se complica. En el videoclip, Maluma canta rodeado de las cuatro babys en un antro de lujo que es como la gente que nunca ha estado en La posada de las ánimas se imagina que es La posada de las ánimas. Y tal y como indica la canción, distinguimos a las integrantes del harén por su color de pelo. "Me tiene enamorado ese culote con ese pelo rubio, pero tengo otra pelinegra que siempre quiere chichar, la pelirroja chichando es la que más se moja, tengo una chiquitita nalgona con el pelo corto", pero todas tienen un sueño en común: "chingarme encima de billetes de cien". Empoderadas.

Para cuando Maluma irrumpe de nuevo en la canción, cuando el oyente siente que ha contraído una enfermedad venérea solo por escucharla, es para ponerse tierno (más o menos): "digan qué más quieren hacer, el dirty las va a entretener, en la casa gigante y un party en el yate que él quiere tener, no se si me entiendes bebé". Pues no, la verdad, Juan Luis. No entendemos casi nada. Pero quizá sea mejor así.

Y entonces llegó Felices los 4.

Quizá la mejor canción de 2017, Felices los 4 fue también la que generó más debate social. Si echamos números, hay tres personajes en la canción y en el videoclip: Maluma, una muchacha y el marido de ella. ¿Quién demonios es el cuarto? Esta contagiosa y misteriosa ("el código secreto baby", susurra. ¿Qué código? ¿Es que nadie va a explicarnos nada?) reivindicación del poliamor puede leerse además como una afrenta desafiante por parte de Maluma: para disfrutar de su música, no hace falta saber contar. Porque el graduado escolar está sobrevalorado. La rima asonante (Maluma rima "vamos a ser felices los cuatro" con "te agrandamos el cuarto") está sobrevalorada. Las toallitas desmaquillantes, por lo visto, también están sobrevaloradas.

Y es que en el videoclip de Felices los 4 se establece el canon de "la chica Maluma", que se repetirá sistemáticamente en toda su obra. La chica Maluma siempre aparece restregándose en una cama, poniendo posturas contorsionistas como si se le hubiese montado un gemelo (aunque lo más probable es que lo único que la monte sea Maluma) y llevando ropa interior como si fuese su uniforme de trabajo: braga-tanga, zapatos de tacón y un sujetador que ni es de su talla ni tiene ningún tipo de sentido estructural porque la obliga a dejar la boca entreabierta no para resultar sensual, sino para tratar de respirar. Cuando se viste (aunque nunca está del todo claro cuándo se supone que va en ropa interior y cuándo se supone que lleva ropa de calle) se enfunda en un vestido que ya no es que no sea de su talla, es que no está concebido para un ser humano. "El boom-boom que te quema ese cuerpo de sirena" es una licra negra unida por ristras de eslabones dorados, ideales para un videoclip de Maluma pero imposibles para existir en el mundo real sin quedarse enganchada en picaportes, en verjas y en los pendientes de las otras babys.

Mientras nada de lo que lleva puesto la mujer podría realmente calificarse como "ropa", Maluma tiene cinco cambios de vestuario. Que no se nos olvide quién es la folclórica de este show. El videoclip acaba con Maluma y la chica dándose una ducha. Nosotros también necesitamos una.

Corazón podría considerarse una precuela o la historia de orígenes del supervillano. Maluma lamenta que una mujer le partió el corazón, "pero mi amor no hay problema, no, no" porque cuando Dios cierra una puerta siempre abre una ventana (en este caso, unas piernas): "ahora puedo regalar un pedacito a cada nena". En el videoclip, rodado en Sao Paulo (Brasil), Maluma ronea por un mercado callejero donde casualmente todas las clientas van semidesnudas y él se detiene a mirarles el culo una por una. Maluma lleva un montón de ropa puesta a la vez, apostando por una combinación de más colores de los que el ojo humano puede procesar porque así es como la gente de fuera de Brasil cree que visten los brasileños.

La trama del vídeo está protagonizada por un niño que se liga a cinco babys. Al fin y al cabo, Maluma fue juez y mentor de 'La voz kids' en Colombia, de modo que la influencia de su filosofía sexual ya está empezando a calar entre las nuevas generaciones. Mientras tanto, Maluma echa un partidito de fútbol con Ronaldinho (que es lo que la gente que no es brasileña cree que sucede en los mercadillos de Brasil) y las niñas se alían para darle una lección al chaval. Aún hay esperanza.

El préstamo es la secuela espiritual de Corazón. El mensaje es que Maluma le ha dado su amor a una chica, pero solo por un tiempo limitado. "No ves que lo tengo que usar contigo y con otras más jaja / así me convirtió el pasado y prefiero hablarte claro, maluma baby, mua". En El préstamo aparece otro de los conflictos fetiche del cantautor: el vigor sexual. "¿Qué pasó bebé? ¿Que te iba a regalar qué? Ya llevo varios meses dándote lo que mereces, tres por la mañana y por la noche otras dos veces". ¿Cinco al día? ¿Pero cómo saca tiempo para hacer música? (lanza una media diez singles al año).

El videoclip cuenta un atraco perpetrado entre Maluma y una mujer guapísima, a medio camino entre 'Ocean's 11' y 'Sin tetas no hay paraíso' (que, por otra parte, podría dar título a cualquier canción de Maluma, a su biografía y a su yate). Nada más dar el golpe, ella contra todo pronóstico decide quedarse en ropa interior y restregarse en la cama sobre un montón de billetes de cien. Un momento. ¿Billetes de cien? ¿Estamos ante el universo expandido Maluma en el que todas sus historias están interconectadas? ¿Es esta chica aquella que quería "chingar encima de billetes de cien" en Cuatro babys? Imposible saberlo con certeza, dado que la iluminación no permite distinguirlas entre sí y tampoco parece que Maluma se moleste en aprenderse sus nombres.

Pero el clímax de esta espiral de libertinaje, malas decisiones en cuanto a tatuajes y rollos de una noche lisonjeros llega con la aparición de Shakira. Como la superheroína que lleva años siendo gracias a sus múltiples identidades (Loca, Loba, Rabiosa, Mi gordita), Shakira se venga en nombre de todas las babys dándole a Maluma a probar de su propia medicina en Chantaje. Ella misma reconoce haber tenido dudas respecto a colaborar con Maluma (en su otro dueto, Trap, él le sugiere "ponle Nutella" y no sabemos a qué se refiere, ni queremos) al considerarle demasiado explícito sexualmente. Así es. Por fin alguien ha logrado escandalizar a Shakira.

En Chantaje, es ella quien le chulea a él: "yo nunca quise burlarme de ti, un día digo que no y otro que sí". Maluma le suplica "oye baby no seas mala, no me dejes con las ganas", pero Shakira no está dispuesta a ser tratada como una baby cualquiera. Incluso le vacila y denuncia lo que el público lleva años cavilando (que a Maluma no se le entiende nada, aunque tiene cuajo que sea Shakira quien se lo reproche) cuando él musita "dime qué hay pa mí bebé" y ella detiene la canción (Shakira tiene ese poder, es como Dios) para decir "¿qué?".

Los roles también se intercambian en el videoclip. Maluma y Shakira están en una discoteca decorada como un club de striptease (escenario en el que transcurren casi todos los vídeos de Maluma, quizá porque la discoteca es el único lugar donde su música realmente tiene sentido) y ella se cambia varias veces de look mientras él solo lleva una camiseta negra básica. Shakira lleva arneses y se pelea con una camiseta que no parece tener muy claro cómo ponerse como cuando metes un brazo por el agujero de la cabeza y te bloqueas durante varios segundos. Luego baila sola en el baño seduciéndose a sí misma en el espejo, algo que todos los seres humanos han hecho alguna vez flipándose al escuchar una canción de Shakira así que imagináos cómo se siente ella haciéndolo.

El numerito acaba con Shakira tumbada en un sofá (ella está por encima de restregarse en una cama como una cualquiera, pero no está por encima de restregarse en un butacón) y de repente empiezan a caerle dos chorros de agua que salen de dos cabezas de león. ¿Pero qué clase de discoteca es esta? Puede que se trate de una metáfora: ahora que Maluma se ha dejado crecer el pelo y apuesta por el efecto mojado, Shakira quiere enseñarnos lo que ella cree que es el efecto mojada.

Epílogo: antes de terminar en la cárcel, saltó la noticia de que Ronaldinho llevaba meses viviendo con dos mujeres y que tenía la intención de casarse con ambas a la vez. Esto demuestra que Maluma ya ha trascendido su propio arte: ahora es una forma de vida.

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