5 historias de miedo que nos asustaban de pequeños

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5 historias de miedo que nos asustaron (y mucho) cuando éramos pequeños

Hay miles de cosas que pueden aterrorizar a un niño (y también a un adulto). Te traemos una recopilación de las historias que más miedo nos dieron de pequeños, y que todavía hoy recordamos.

Por Celia Varona  |  19 Diciembre 2019

¿Quién no ha pasado alguna noche en vela en la cama, tapado hasta las orejas y muerto de miedo? O al menos, yéndose rápido hacia su habitación porque el pasillo se parece mucho al que había en tal película de terror. Y es que, por mucho que intentemos racionalizar las cosas para darnos cuenta de que no hay ningún monstruo en el armario o debajo de nuestra cama, no podemos hacerlo. De hecho, si nos cuesta de adultos, imaginaos siendo niños. Y es que aquel que dijo que "la mente es maravillosa" no se equivocó en absoluto. Tanto en el buen como en el mal sentido.

Nuestra mente es especialmente vulnerable siendo niños y por las noches. En primer lugar, porque tendemos a una mayor y más desorbitada imaginación. Segundo, porque por las noches estamos cansados y adormilados y nuestro cerebro no funciona tan bien como debiera.

Nuestra mente puede jugarnos malas pasadas si tenemos ideas preconcebidas o un runrún que no nos deja en paz. De adultos está demostrado, ¿no tenemos unas rayadas espectaculares que muchas veces retroalimentamos nosotros solitos? Pues de pequeños es lo mismo, solo que nos rayan cosas más sobrenaturales que ahora damos por descartadas. Sea como fuere, lo cierto es que todos hemos pasado miedo alguna vez. Puede ser culpa de algún amigo cabr** que nos contaba historias de miedo en el colegio, o de una película o un anuncio que vimos sin querer... La cosa es que lo pasábamos mal, muy mal.

Con el tiempo vamos cogiendo distancia y también perspectiva, y muchas veces nos damos cuenta (por no decir la mayoría de veces) que nuestros padres y madres tenían razón: NO había nada debajo de la cama. Un problema menos. Y pensamos... ¡qué bien hubiera dormido siendo pequeño si hubiera sabido esto antes! Aunque también están a quienes esos pequeños miedos se les vuelven un trauma. Tener miedo a los payasos es algo muy común, y seguro que tiene una explicación basada en experiencias de la infancia.

Pero bueno, no nos enrollamos más. Aquí va un recopilatorio de las historias que llegaron a nuestros oídos cuando éramos pequeños que más miedo nos han causado.

1 Los hilos de Messenger, email y WhatsApp

¡Qué tiempos los de Messenger! Si tenía mil y una ventajas para nosotros, preadolescentes, también tenía inconvenientes. ¿No os llegaban bulos diciendo que reenviarais la cadena o algo horrible os iba a atacar? Personalmente, eso me traía de cabeza. Y más cuando era el correo de un amigo y luego, al día siguiente, se comportaba como si nada. Capullo, que me arruinaste la noche.

Ilusos éramos un rato creyéndonos esto.
Ilusos éramos un rato creyéndonos esto. WhatsApp

Cada correo y cadena, por supuesto, venía con su foto explícita de su particular 'niña del Exorcista desmembrada'. Normal que nos quedáramos en shock.

Y de Messenger pasamos a WhatsApp, una versión 2.0 de lo anterior, también en los bulos de miedo. Aquí también hay cadenas e incluso audios, como aquel de 7 minutos que pasa Fulanito al grupo, que lo envió Menganita a su otro grupo y que le pasó al primo de la sobrina del vecino de al lado. Vamos, que fuente fiable, tampoco es. En el audio se cuenta un suceso aterrador en el que hay cuchillos de por medio (incluso uno de Tinder, he leído yo). La gente los reenvía alertando de catarsis global cuando no es más que un bulo.

2 Bloody Mary

Es la versión estadounidense de Verónica (ojo con los estadounidenses, a quienes tenemos que agradecerles la mayor parte de nuestros miedos infundados). El caso es que del espejo te sale algo, normalmente una niña y, básicamente, te peta la patata. Entonces claro, tú estás en el baño del cole mirándote al espejo tranquilamente, entra alguien, chilla 'Bloody Mary' tres veces y se va corriendo. Y tú ya no duermes en un mes. Evidentemente, nunca ha salido nada de un espejo, pero oye...

Esto es lo que debería salir al repetir Bloody Mary en un espejo, supuestamente.
Esto es lo que debería salir al repetir Bloody Mary en un espejo, supuestamente. Shutterstock

3 La chica de la curva

La verdad es que esta leyenda tampoco nos atemorizaba tanto siendo niños. Íbamos con nuestras madres o padres conduciendo, así que dábamos por hecho que nada malo podía pasarnos. Sin embargo, la leyenda de la chica de la curva es una de las más sonadas. Y eso que no hace otra cosa que reflejar un problema que tenemos, que son los accidentes de tráfico.

Encima, pensadlo, la pobre chica nos advierte que se mató en esa curva, ergo que tengamos cuidado al hacerla. En realidad nos está ayudando. A mí no me parece mal, ¿a vosotros?

La chica de la curva, una de las leyendas más antiguas que han pasado de generación en generación.
La chica de la curva, una de las leyendas más antiguas que han pasado de generación en generación. YouTube

4 Los suicidios de Pueblo Lavanda

Cuenta la leyenda que, tras el estreno de 'Pokémon Rojo' y 'Pokémon Verde' en Japón, se sucedió una oleada de suicidios en Japón entre menores de 14 años. Los síntomas eran todos similares, con una adicción a los nuevos juegos de la Game Boy y una depresión que les había inducido al suicidio. Sin embargo, la mayor coincidencia, revisando la partida, es que todos habían guardado por última vez en Pueblo Lavanda, el cementerio de los Pokémon.

¿El motivo? La famosa musiquita de Pueblo Lavanda incluía unos pequeños murmullos solo captados por oídos de esa edad, que los inducía a cometer tales actos. Game Freak cambió el tono de la canción en su llegada a Europa y en las siguientes versiones que sacaron en Japón, y se solucionó el contratiempo. Leyenda urbana o no, todo aquel que jugó a Pokémon de pequeño pasó miedo en Pueblo Lavanda. Eso es así.

5 La típica noche en la que te quitan un riñón

Y no, no hablamos de pagar por entrar a Kapital. La historia es así: te vas de fiesta, conoces a alguien superatractivo, muy inteligente y que, encima, te invita a copas. Te emborrachas y te despiertas, al día siguiente, sin un riñón. Te lo han extirpado para venderlo en el mercado negro. Que oye, ya es mala suerte, para una vez que ligas.

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