¿Es Twitter el reflejo de la vida real?

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Un estudio confirma lo que deberíamos tener claro: Twitter no es un reflejo de la vida real

Hay ciertos comentarios y hashtags en Twitter que pueden hacernos daño y pensar que la sociedad se va a la mierda. Sin embargo, un estudio nos tranquiliza: la vida real no es Twitter ni el timeline de nuestras redes.

Por Guille Galindo  |  19 Noviembre 2021

Muchas veces se han creado desilusiones o disputas absurdas que generan malestar y rabia a raíz de polémicas en Twitter. Como si de un antiguo foro se tratase, parece que la evolución de la sociedad depende de lo que se dictamine en esta red social. Tendemos a tomarnos Twitter demasiado en serio y que nos afecte sobremanera las burradas que allí se leen, pero, ¿es realmente Twitter una representación de lo que ocurre ahí fuera?

Un estudio del Pew Research Center ha analizado la actitud de los adultos de Estados Unidos respecto a Twitter. A través de varias estadísticas acerca de la población y el porcentaje de tweets, se ha podido analizar si realmente Twitter es muestra real de los sentimientos y opiniones de toda una sociedad, o es una circunstancia muy específica que no puede tomarse en cuenta como algo generalizado.

En primer lugar, se destaca que solo el 23% de los adultos estadounidenses utiliza Twitter, por lo que no es un alto porcentaje que represente la mayoría de la sociedad. Para acercar esta realidad a España, el estudio de AIMC desvelaba que, en el año 2020, el 49,2% de los españoles que abre alguna red social de manera diaria usa Twitter. Si tenemos en cuenta a las personas que no usan redes sociales, el porcentaje total de usuarios de Twitter en España es menor.

Cuando los bots desaparecen, vemos que en realidad tampoco estamos tantos en esta red social.

Twitter es utilizado por una gran parte de la juventud, pero no se encuentra en una posición hegemónica.
Twitter es utilizado por una gran parte de la juventud, pero no se encuentra en una posición hegemónica. Unsplash

Volviendo al estudio del Pew Research Center, y para aportar todavía más datos sobre Twitter como perro ladrador, pero poco mordedor, la investigación hace referencia al concepto de 'usuario activo', es decir, una persona que escribe y contesta, que no se limita simplemente a leer. Pues bien, resulta que de ese 23% de estadounidenses que abren Twitter a menudo, solo el 25% publicaron el 97% del total de tweets lanzados por usuarios estadounidenses. Siendo más claros: solo un cuarto de los usuarios estadounidenses de Twitter son 'usuarios activos' con interacción regular. El porcentaje de gente que opina y que parece crear tendencia es en realidad muy bajo en comparación con el usuario de Twitter, y ni que decir tiene con el total de la ciudadanía. Por tanto, lo que leemos en Twitter no representa más que una simple minoría. A ello se le suma que muchas de las publicaciones son retweets, por lo que son la copia del original. Al final, quienes realmente emiten su opinión o sentimientos y construyen el timeline de Twitter son una escasa muestra de todo la comunidad de Twitter, y una más escasa muestra de la sociedad.

Además, otro de los aspectos que se tratan en el estudio son las características del usuario medio. Gran parte de quien utiliza Twitter es joven, por lo que presentan una representación desequilibrada de la sociedad. Si de 10 personas que utilizan Twitter, 5 son jóvenes, 3 de mediana edad y 2 ancianos, estos últimos tendrán una influencia menor en la construcción del contenido. No se va a ajustar a la realidad si gran parte de la población queda silenciada por una evidente brecha generacional.

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Otra de las cuestiones a tener en cuenta es que una persona no actúa de la misma forma en la vida real que en Twitter. Es decir, la forma de interactuar y las opiniones mostradas pueden cambiar completamente según cuál sea el canal. Por ejemplo, el anonimato que ofrece Twitter permite la aparición de trolls, los cuales actúan de forma reaccionaria y agresiva. Por desgracia, la horda de personas anónimas que insultan o se meten con cualquiera es uno de los rasgos característicos de Twitter, pero eso no debería significar nada.

Las redes sociales son burbujas personalizadas

Por mucho que todo lo anterior se pudiese equilibrar, y existiese una red social hegemónica, con gente de todos los sexos y edades, nunca llegaría a ser el espejo de lo que vivimos. Una red social permite realizar un seguimiento de un círculo cerrado seleccionado por el usuario. Es decir, quien usa una red social decide a quién seguir, según sus gustos y prioridades. Es extraño quien toma la decisión de seguir a gente que no conoce o que está en las antípodas en cuanto a ideas y opiniones.

La gente no utiliza Twitter para ver la realidad, sino para ver la parte que le gusta.
La gente no utiliza Twitter para ver la realidad, sino para ver la parte que le gusta. Unsplash

Por todo ello, las redes sociales no son más que una burbuja construida por nosotros mismos. A través de ella se observa una realidad distorsionada, fruto de las elecciones tomadas por el usuario. Si a esa situación le añades que la gente muestra una cara diferente a la que se ve en la realidad, nos queda una realidad paralela que poco o nada tiene que ver con nuestra vida cotidiana.

No nos volvamos locos. Las redes no son el peor invento del ser humano ni la decadencia de la inteligencia. De hecho, pueden ser una muy buena herramienta. En el caso de Twitter, existen numerosas cuentas muy buenas con las que poder informarse de cualquier tema, desde deporte, pasando por política hasta la historia. Además, la mayor parte de los medios de comunicación cargan gran parte de su contenido en Twitter, siendo este un soporte informativo muy potente.

Al fin y al cabo, lo más importante de todo es ser consciente de la función de Twitter, y no tomárnoslo muy a pecho. Cuando nos creemos que lo que aparece en nuestro timeline es lo que piensa el mundo, es cuando comienzan los problemas. Si sabemos separar una cosa de la otra, se podrán aprovechar todas las facilidades que nos ofrece Twitter. Silenciar a los trolls, quedarnos con el buen contenido, y salir a la calle con la certeza de que desde un móvil no se puede observar la vida real.

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