'The New Pope' es tan buena como 'The Young Pope'

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Por qué 'The New Pope' es tan buena como 'The Young Pope' (o incluso mejor)

La segunda temporada de la serie dirigida por Paolo Sorrentino mantiene el nivel de su predecesora y sorprende con un final perfecto. ¿Es mejor 'The New Pope' que 'The Young Pope'?

Por Juan Ángel Asensio  |  11 Febrero 2020

Los personajes de Paolo Sorrentino, tal y como dice su personaje Jep Gambardella, protagonista de esa obra maestra que es 'La Gran Belleza', están destinados a la sensibilidad. Esto, por supuesto, es aplicable a todos los personajes del universo que el director italiano ha creado en 'The Young Pope' y 'The New Pope', su reciente predecesora. Todos ellos están o han sido atravesados por el dolor, un dolor profundo y silencioso. En la mayoría de los casos este dolor nacer de una sensación de abandono o de soledad desesperada. Tan solo tenemos que mirar hacia Pío XIII y Juan Pablo III, ambos abandonados, si bien de diferentes formas, por sus padres, causando una soledad irreparable y, por consiguiente, un arduo camino hacia la redención.

Porque, más allá de las intrigas vaticanas, la saga papal de Paolo Sorrentino trata precisamente sobre eso, redención. Y en esta segunda temporada no iba a ser menos. La redención es personal, pero también, en esta nueva entrega, es institucional (la de la propia Iglesia) y social. Y es que los temas sociales están más presentes que nunca: los refugiados, los casos de pederastia, el papel de la mujer en la Iglesia, e incluso el Estado Islámico. Vamos a repasar todo lo que nos ha dejado 'The New Pope' y por qué mantiene el nivel (y para algunos lo supera) de 'The Young Pope'.

El contenido

En el mundo de las series hay ejemplos a patadas de que la trama no lo es todo, sino, más bien, un elemento que sirve para vertebrar y dotar de coherencia a las acciones de sus personajes. Ahí están 'Lost' (sí, los misterios de la isla estaban muy bien, pero lo importante era la evolución de sus personajes) o 'Mad Men' como abanderados por excelencia de esta corriente, aunque, lógicamente, no se limite a estas dos series.

'The New Pope' se inscribe en este paradigma. Más allá de la lucha por el trono papal (eso sí, sin dragones ni caminantes blancos) y el contexto social, el peso de la serie recae sobre sus personajes, sus luchas internas, sus diversas formas de entender a Dios, sus pequeñas batallas cotidianas.

En la primera temporada, Pío XIII nos cautivó, y no solo a nosotros, los espectadores, sino también a sus feligreses, a sus obispos, curas, monjas y cardenales. El personaje interpretado por Jude Law, es la antítesis de Juan Pablo III (llevado a la pantalla por un John Malkovich glorioso). Mientras que el primero es alguien intuitivo, que funciona a través de los misteriosos mecanismos de la fe, el segundo es un teólogo, un filósofo, alguien movido y propulsado por la lógica, por su famosa ''vía intermedia'', prácticamente aristotélica. Quizá por eso, Pío XIII es considerado un nuevo mesías, el ser más cercano a Dios en la Tierra, y Juan Pablo III es el Papa, alguien terrenal. Y es esta tensión entre las configuraciones de ambos lo que hace que la temporada funcione tan bien, porque no solo es un debate espiritual el que genera. También permite que el resto del elenco de personajes secundarios pueda desarrollarse. Dentro de este grupo, sin duda, nos vemos obligados a señalar al cardenal Voiello, el implacable secretario de estado del Vaticano.

Si en la primera temporada Voiello era un personaje maquiavélico, impasible, pragmático, que manejaba desde las sombras todo el funcionamiento del Vaticano, en 'The New Pope', se nos revela una personalidad poliédrica, llena de matices y aristas. Por supuesto, esto es posible gracias al dolor. En esta temporada, Voiello sufre desconsoladamente, ve cómo todo lo que ha construido durante su vida se desmorona sin remedio. Es aquí donde Sorrentino consigue explotar todo el potencial de personaje. Es imposible no destacar su discurso en el funeral de Girolamo, posiblemente el mejor momento de toda la segunda temporada.

El papel de John Malkovich es espectacular.
El papel de John Malkovich es espectacular. HBO

Más allá de sus personajes, ''The New Pope' brilla y destaca por ofrecer al espectador temas que no serían convencionales en el resto de producciones televisivas. Porque, ¿qué serie apostaría por un discurso puramente metafísico, espiritual, pausado, en vez de por inesperados giros de guion que nos mantengan pegados a la pantalla? Si, 'The New Pope' también nos mantiene pegados a la pantalla, pero por otros motivos. Por esto mismo es una serie valiosa, porque es una 'antiserie'.

El envoltorio

Por supuesto, no podíamos pasar por alto el envoltorio de la serie. Y es que Paolo Sorrentino es sinónimo de riqueza audiovisual, de planos imposibles, de estética y, sobre todo, de una mirada muy personal. En 'The New Pope' el director italiano vuelve a acertar, desplegando un arsenal visual apabullante. Ver el mundo a través de sus ojos, de su cámara, es ver el mundo desde otra óptica, casi como si fuera la primera vez.

El empleo de los colores es uno de los grandes aciertos de la serie. Este uso marca el tono y la atmósfera de las escenas. Lo mismo podríamos decir del montaje de esta producción, o de sus planos, pausados y sosegados, como el desarrollo de la propia serie, y, sobre todo, arriesgados.

Mención especial para los 'opening' y los 'ending' de esta temporada. Magníficos y en muchos casos necesarios para adentrarnos aún con mayor profundidad en este vasto y complejo universo creado por Sorrentino. Y a ti, ¿te ha gustado más 'The New Pope' que 'The Young Pope'?

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