La evolución del personaje de James Bond con el tiempo

De Sean Connery a Daniel Craig: la evolución de James Bond y la adaptación del personaje a cada época

De Connery a Lazenby, de Moore a Dalton y de Brosnan a Craig. Seis han sido en total los actores encargados de protagonizar una de las sagas más famosas de la historia. Cada uno de ellos tuvo la misión de adaptar el personaje a su época, y esa es probablemente una de las fórmulas que le han permitido tener muchos años de vida.

Por Álex García  |  08 Octubre 2021

James Bond nació en 1953 con 'Casino Royale', la primera novela de 007 del escritor británico Ian Fleming. El personaje de Bond representaba a un héroe dentro del oscuro mundo de los agentes secretos y de la inteligencia británica, de la cual Fleming era muy conocedor, pues había formado parte de ella durante la Segunda Guerra Mundial. Con el paso del tiempo, y adaptándose a cada época, ese personaje fue evolucionando hasta el interpretado por Daniel Craig que, aunque haya vuelto a los inicios, es muy diferente del de Sean Connery en 1962m cuando James Bond llegó al cine por primera vez.

El Bond de Fleming se describía como un tipo de más de 1,80 de altura, de unos 80 kilos de peso y poco más de 30 años. Tenía una boca "cruel", o al menos así la describía Fleming, una cicatriz en su mejilla derecha y el pelo negro y corto, con un pequeño mechón que caía sobre su frente. También conducía un Bentley, fumaba hasta 70 cigarrillos al día y se mostraba como un hombre excesivamente refinado.

De la rudeza de Connery al romanticismo de Lazenby

Cuando Sean Connery fue elegido para interpretar a Bond en la primera entrega de 'Dr. No' en 1962, Fleming no quedó muy contento con la elección. Él se había imaginado a alguien afable, elegante y refinado para el papel, no a un culturista escocés casi desconocido en ese momento. Años después, Fleming admitiría que se equivocó y que no se imaginaba a nadie más como James Bond. Incluso, tiempo después, en una reescritura de la novela, el escritor añadió un padre escocés al personaje.

El Bond de Connery era notablemente más fanfarrón, sexy e intenso de lo que Fleming había descrito en su novela. Lo que sí conservaba era esa sangre fría y, cómo no, su licencia para matar, que tanto sentido cobraba en aquellas épocas de Guerra Fría y de amenaza comunista. El 007 de Connery desprendía olor a peligro... y un poco a rancio. Considerablemente mujeriego, el maltrato y el machismo forman prácticamente parte de su heroica personalidad.

Después de cinco películas de 007, el encargado de tomar el testigo de Connery (haría la sexta más adelante) fue George Lazenby, quien para muchos fue una gran decepción. Cierto es que el escocés había dejado muy alto el listón, pero las críticas a Lazenby sobre ser muy 'celebrity' y poco actor tampoco le fueron de gran ayuda. Cuenta la leyenda que durante su audición, le propinó un puñetazo en la cara al coordinador de especialistas, lo cual impresionó, parece que de panera positiva, a los directores.

Quizás le falto seguir pegando a gente, pero lo cierto es que Lazenby no fue capaz de transmitir la credibilidad y confianza de Connery, aunque su especial carisma era un reflejo de algo que se estaba fraguando en la sociedad occidental de finales de los 60. Al mismo tiempo que apareció la primera generación de hombres más abiertos con sus sentimientos, el nuevo Bond era capaz de mostrar su lado más vulnerable. Mientras el personaje de Connery era simple y despreocupado con las mujeres, el de Lazenby era algo más complejo. En 'On her Majesty's secrete service' (1969), 007 se enamora de la condesa Teresa de Vicenzo, más conocida como Tracy Bond. Esa subtrama nos regaló momentos conmovedores en una saga que no estaba pensada para ser conmovedora, y eso no había pasado antes.

De la adaptación social de Moore al puritanismo de Dalton

Tras el paréntesis que supuso la vuelta de Connery en 'Diamons are forever', el elegido para interpretar a James Bond fue Roger Moore, que era algo así como la antítesis de Connery: suavidad frente a rudeza, luz frente a oscuridad. También, a medida que la Guerra Fría iba quedando en el olvido, los guionistas tuvieron que buscar nuevos villanos menos relacionados con la política y más centrados en la actualidad, la cultura y el compromiso social.

Aunque todavía había algún que otro ruso por ahí con el que enfrentarse, las siete películas protagonizadas por Moore entre 1973 y 1985 tuvieron un enfoque, como decimos, muy distinto. Ya no se trataba de una lucha contra una fuerza con valores opuestos por el control mundial, sino que se buscaba enfrentar problemáticas actuales como el medio ambiente, el desarme nuclear, el narcotráfico o la industria del microchip, aprovechándose a la vez de manera oportunista de otras tendencias cinematográficas exitosas que no tenían que ver enfrentamientos políticos.

El cine de la época, sobre todo el estadounidense, estaba cogiendo un tinte sucio y urbano que estaba atrayendo mucho público. La idea de poner en esos entornos a un snob británico bebedor de Martini no solo daba mucho juego, sino que era comercialmente atractiva. La adopción de las tendencias culturales de la época fue un elemento clave para hacer de James Bond un personaje mucho más versátil. Tanto así que, con Star Wars en en pleno furor, los guionistas decidieron mandar a 007 al espacio en 'Monnraker' (1979).

Si el James Bond de Moore fue una reacción al de Connery, el sucesor de Moore sería una reacción a él. Cuando se estrenó 'A view to a kill', Moore tenía ya 57 años y el paso del tiempo muy evidenciado en su aspecto. Algunos dicen que con esa edad, la personalidad segura y arrolladora de Bond era la de un viejo verde y sexista en el personaje de Moore. El elegido para continuar la saca fue Timothy Dalton. En 'The Living Daylights' (1987),condicionado por la época de explosión del sida, Bond ya no es un sex symbol libertino, sino con un hombre mucho mas casto, hasta el punto de prácticamente no tener sexo. En ese contexto, irse a la cama con la primera chica que conociera en el casino ya no era tan guay.

Del incomprendido Bond de Brosnan al personaje total de Craig

Con Dalton, James Bond regresó un poco a sus inicios. Ahora volvía a ser frío, cínico y oscuro, pero el personaje ya no pudo aguantarlo, por lo que las andaduras de Dalton duraron tan solo dos películas. Después de un parón importante de cinco años, se llamó a uno de los actores del momento: Pierce Brosnan. Sin duda, el esmoquin le quedaba como a nadie. Si bien Brosnan tuvo una carrera como James Bond muy recordada comercialmente, la mayoría de críticos afirman que el actor era demasiado para lo mediocre de sus películas.

El James Bond de Pierce Brosnan no tuvo matices destacables y su aspecto de entrañable galán de Hollywood, aunque parezca mentira, no jugó muy a su favor. Para muchos, el personaje de Bond, respecto del creado por Fleming, estaba ya demasiado descafeinado. Después de cuatro películas, el encargado de tomar el testigo fue Daniel Craig, con el que se quiso volver una vez más a los orígenes. El Bond de Craig se volvió mucho más frío y más rudo. Sin duda, el recurso de hombre razonable, tibio y sensible estaba demasiado explotado, así que hubo que dar un cambio.

El bond de Craig parece ser una amalgama de todos sus predecesores, adoptando cada uno de los rasgos que los hicieron especiales. Tenemos así la dureza de Connery, el romanticismo empedernido de Lazenby, la indiferencia de Moore, el enfoque de Dalton y el atractivo sexual de Brosnan, pero ya no como centro de su personaje. 'No time to die', la última entrega de la saga, es también la última película protagonizada por Daniel Craig, por lo que el destino de James Bond está una vez más en el aire.

El personaje de James Bond, si bien ha mantenido su esencia, ha ido cambiando con los actores que lo interpreta. Cada uno de ellos reflejaría su momento particular en la historia de una manera única, poniendo su sello personal en el personaje y al mismo tiempo participando en un mundo de diálogo mucho más amplio. Las tendencias culturales y las revoluciones sociales, como la liberación de la mujer, han marcado fuertemente la personalidad de 007. No tenemos claro hacia dónde se dirige la franquicia, pero los rumores llevan años apuntando a la figura de Idris Elba, lo que daría un nuevo vuelco a la figura de James Bond, al ser el primer 007 negro de la historia. De nuevo, James Bond como fiel reflejo de los cambios de la sociedad.

De momento son solo rumores, pero lo que está claro es que el próximo James Bond será un héroe de su época.

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