Henry Cavill, el héroe de la masculinidad tóxica

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Henry Cavill no es tan buena persona como parece

Algunos creen que Henry Cavill es un soso al que Hollywood le está regalando una carrera, otros consideran que es un tipo tóxico y privilegiado. Puede que ambas cosas sean ciertas.

Por Juan Sanguino  |  14 Septiembre 2018

Hace unos años, el mundo se ultrajó por unas declaraciones de Henry Cavill para GQ Australia en las que venía a decir, básicamente, que desde el movimiento #MeToo uno ya no sabe si entrarle a las pivas por si le denuncian.

"Hay algo maravilloso en un hombre cortejando a una mujer. Es un acercamiento tradicional agradable, pienso que las mujeres deberían ser piropeadas y cortejadas, quizá estoy chapado a la antigua. Pero es muy difícil hacerlo con ciertas reglas, porque piensas 'mejor no me acerco a hablar con ella, porque me llamarán violador o algo'. Así que en lugar de eso llamas a una novia y regresas a una relación que nunca funcionó en realidad pero que es mucho más seguro que lanzarse a uno mismo hacia las llamas del infierno. Como soy una persona pública, si flirteo con alguien ¿quién sabe lo que va a ocurrir? Ahora mismo uno no puede insistirle a una chica más allá del 'no'. Y dices 'ok, perfecto' pero si te preguntan por qué no has insistido dices 'pues porque no quiero ir a la cárcel'".

Que nadie invite a Cavill a los San Fermines. Gracias.

Ante la controversia, el actor emitió un comunicado disculpándose no por sus palabras (porque todas las disculpas tienen su trampa) sino por la "confusión y el malentendido que puedan haber creado". Es decir, expresó que lamentaba que la gente hubiese entendido mal su reflexión (como por ejemplo Helen Price, que apuntó en Twitter, "es increíble la gimnasia mental que algunos son capaces de hacer para presentar a los hombres como las víctimas del #MeToo"). Cavilll también aprovechó para lanzarle una pullita a GQ Australia, al explicar que esta experiencia le ha enseñado "una valiosa lección sobre el contexto y los matices de las libertades editoriales".

Henry Cavill ha sido un Superman efímero
Henry Cavill ha sido un Superman efímero Shutterstock

Se dan muchas implicaciones en este conflicto. Por un lado, que Cavill se tome la molestia de elaborar un argumento tan extenso en vez de optar por el discurso estándar de respeto, justicia y igualdad. Por otro, que le parezca una putada que si una chica le dice "no" tenga que dejar de insistir, como si ese "no" pudiese significar en realidad "sí, pero antes sigue insistiéndome toda la noche llamándome 'princesa pero cómo puedes estar tan solita'". Cuando Mike Nichols entrevistó a Robert Redford para el papel de perdedor sin carisma de 'El graduado', le indicó que debía interpretar al personaje con ese estado de ánimo que se te queda cuando regresas a casa después de no haber follado. "¿Irse a casa sin haber follado? ¿Qué quieres decir?". Robert Redford ni siquiera entendía el concepto. Es probable que Henry Cavill, un señor tan guapo que no parece de nuestra misma especie, tampoco conciba la posibilidad de salir una noche y no ligar.

Un detalle del reportaje de GQ que llama la atención es su estructura: su autor tarda 40 párrafos en insertar la primera declaración entrecomillada del actor. Cuarenta párrafos. A lo largo del texto se percibe la frustración de un periodista entrevistando a un tipo que se resiste a salirse de los lugares comunes, las frases hechas y las reflexiones prescritas por un publicista. Y cuando le avisan de que queda un minuto de entrevista, el periodista decide quemar las naves. Lleva dos horas con Cavill y no tiene nada, así que opta por el siempre peliagudo tema del #MeToo. La actitud previa del actor sugiere que se quitará la pregunta de encima con un discurso políticamente correcto, le apretará la mano sonriendo pero como si fuera a rompérsela y saldría de la habitación orgulloso de no haber hablado durante absolutamente nada durante dos horas.

Pero su respuesta (muy audazmente transcrita palabra por palabra, sin valoraciones, aclaraciones o descripciones) revela al Cavill más despierto de todo el reportaje. O quizá el periodista había hecho los deberes y sabía que Henry Cavill, cuando alguien le ajusta un poquito la tuerca de la igualdad social, se convierte en uno de esos tíos que se pone en su bio de Twitter "políticamente correcto" y que se queja de que joder, es que ya no se puede hacer chistes con nada.

¿Pero quién es Henry Cavill?

Porque el contexto siempre es importante en cualquier historia, pero en este caso el contexto es la historia. Cavill asistió a Stowe, uno de los colegios de élite más caros de Reino Unido (en torno a 40.000 euros por curso), desde donde llamaba a su madre llorando todos los días. Sus compañeros le hacían bullying apodándole "Fat Cavill" (el gordo Cavill) y señalándole a las tetas, así que en cuanto se graduó abandonó los estudios, se apuntó al gimnasio y convirtió esas tetas en pectorales para trabajar como modelo. A los 24 años apareció en 'Los Tudor', una serie histórica en la que Cavill se pasaba desnudo el 80% del tiempo dando a entender que en el siglo XVI había gimnasios en la corte.

La carrera de Henry Cavill no ha sido fácil, paradójicamente, debido a su físico. William Goldman contaba en su libro Aventuras de un guionista en Hollywood que en una ocasión un señor entró en el Palacio de Buckingham, saludó amablemente a cada uno de los guardas de seguridad y llegó hasta los aposentos de la reina Isabel II. Goldman explica que, por mucho que esto ocurriera en la vida real, nadie se lo creería en una película: realista no significa verosímil. Del mismo modo, que Henry Cavill exista de verdad no significa que si le ves en una película haciendo de tipo normal te lo creas. Con esa mandíbula, que es tan perfecta como desayunar y volver a meterse en la cama, Cavill no puede hacer de perdedor, ni de pardillo, ni de hombre corriente. Ni siquiera aunque fuera esas tres cosas de verdad el público se lo creería en una película. Henry Cavill no solo es un hombre guapísimo, es un ser humano cuyos dientes, pelo, espalda y piel no dejan lugar a dudas de que proviene de una familia que ha tenido dinero durante muchas generaciones. Lo que en los pueblos españoles se ha llamado toda la vida "un muchacho bien alimentado".

Por eso tiene sentido que su primer papel estrella fuese Superman, un hombre literalmente de otra especie. Un ser superior. 'El hombre de acero' recaudó 668 millones de dólares, pero su descomunal presupuesto de producción y publicidad dejó solo 42 millones de beneficio. La película despertó pasiones a favor y en contra aunque, por lo que sea, cinco años después Warner sigue sin anunciar una secuela.

'Operación UNCLE' retomaba esa noción de la belleza inasumible de Cavill. Sus compañeros de reparto eran Armie Hammer y Alicia Vikander, de modo que la película estaba ambientada en un mundo en el que la gente fea ha sido exterminada. El primer encuentro entre Hammer y Cavill tenía lugar en un lavabo público (...) ofreciendo una fantasía homosexual que no sabíamos que teníamos hasta que la vimos y la película acababa convertida en un cruce entre una parodia de James Bond, la adaptación cinematográfica de Ken el novio de Barbie y una película porno gay a la que le habían quitado las escenas de coito. Solo faltaba que Vikander acabase exclamando "¡delante de mi ensalada!". El personaje de Cavill se llamaba Napoleon Solo, evocando a dos de los héroes más famosos de la historia, pero no era suficiente para que Armie Hammer no se lo comiera en todas las escenas que compartían aunque, desgraciadamente, no del modo que a muchos les habría gustado.

Henry Cavill, con el mostacho que le fue retirado digitalmente para 'La Liga de la Justicia'
Henry Cavill, con el mostacho que le fue retirado digitalmente para 'La Liga de la Justicia' Shutterstock

Este gusto por las superproducciones (de las últimas películas de Cavill, la mayoría son franquicias o intentos frustrados de ellas, pero no es culpa suya sino del sistema actual de Hollywood) le ha dado una exposición mediática que nos ha abierto una ventana para conocer al hombre detrás del muñeco. ¿Pero queremos conocerle? En una ocasión se paseó por Times Square con gafas para demostrar que efectivamente Superman solo necesita unas lentes para pasar desapercibido (lo que demostró, en realidad, es que el público no tiene ni idea de quién es Henry Cavill); en otra protagonizó junto a Ben Affleck el meme Sad Affleck, en el que Cavill divagaba sobre las connotaciones filosóficas de 'Batman v Superman' mientras Affleck miraba al infinito con cara de estar dudando si se había dejado el gas abierto; y también confesó que, aunque pasar de niño gordo marginado a Superman es una moraleja perfecta, sigue sufriendo el trauma de su peso y constantemente piensa que la gente espera a Superman y él no estará a la altura.

Pero por lo general, las entrevistas de Cavill son tan tediosas como mirar una lavadora esperando a que termine el programa. En un perfil del New York Times, la insustancialidad del actor hablando de su bigote convirtió al prestigioso periódico en el Hola: "'Estoy jugando con él ahora, dejándomelo más largo' añade juguetón, 'qué demonios, ¿por qué no? ¿Cuándo voy a volver a dejarme un bigote así?'". La entrevista continuó con declaraciones tan apasionantes como "tradicionalmente siempre he vestido con un corte clásico inglés, encontré mi identidad y luego pensé 'en el mundo en el que vives, en el ojo público, en Hollywood, puedes tratar de ser diferente'" o "Me gusta la tienda Gieves & Hawkes, porque tienen mucha ropa militar. Lo militar solía ser una parte importante de la alta sociedad".

Su bigote en cuestión, por cierto, es de hecho más famoso que él. Se lo dejó para 'Misión imposible: Fallout' (donde se enzarzaba en una misión... en un lavabo público) y cuando 'La liga de la justicia' resultó ser tan buena que tuvieron que rodar la mitad otra vez, Paramount adujo que Cavill no podía afeitarse por contrato de modo que Warner tuvo que eliminar digitalmente el mostacho con tanta prisa que el resultado es una de las estampas más grotescas, distractoras y humillantes del cine reciente que, además, servía para ver qué escenas habían tenido que rodar a toda velocidad (todas las de Superman menos una).

Pero en algunas de esas entrevistas, en las que Cavill posa como un gentleman ciclado y demuestra un dominio absoluto sobre los movimientos de sus cejas (porque eso es lo que define al dandy moderno: su capacidad para convencerte de cualquier cosa mediante las cejas), al actor se le escapan detallitos que desvelan su verdadera personalidad. Por ejemplo, que no tiene ni idea de lo que es el racismo: "¿Pero entonces si ponen más votantes negros en la Academa de Hollywood y hay más nominados negros eso no es también racista?". O que tiene tendencia a la falsa equivalencia en cuanto a roles de género: "Si una chica me grita 'oye cariño, ¿quieres echar un polvo?' me pregunto cómo se sentaría si un albañil se lo dijese a ella, ¿eso no es sexista también? ¿Eso no es doble rasero?".

Pero sobre todo, Cavill ha demostrado una asombrosa obsesión con el dinero como si estuviese en una canción de Jennifer Lopez. "Yo no hago esto solo por el arte. El dinero es fantástico y es algo que considero muy importante. La gente me llamará gilipollas, pero viajar es genial siempre y cuando lo hagas en primera clase. Quiero decir, volar a Nueva Zelanda en clase turista es una mierda. ¿Pero en primera clase? Ni siquiera voy a fingir ser tímido. Me encanta" explica. "Todas esas personas que dicen que el dinero no importa o están locos o están mintiendo. Venga ya. 'Ay no, no me pagues nada, lo hago por el arte'. Lo siento, no. Págame el dinero. No lo hago por caridad, no soy una ONG" aseguró en otra ocasión.

Incluso para explicar que no tendría problema en pasarse el resto de su vida rodando películas de Superman y de 'Operación UNCLE' (desde luego, no está en esto por el arte), utiliza una metáfora rocambolesca: "Las secuelas son como echar un polvo con alguien por primera vez. A veces sale genial, pero la mayoría de ellas estás tratando de pillar el ritmo del otro. Es en el siguiente polvo que empiezas a expandirte. Hacer la secuela de El hombre de acero haría posible esa expansión. Por eso la haría. Por eso y por el dinero".

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