'El juego del calamar': 5 razones de su éxito

Netflix

¿Por qué nos hemos enganchado tanto a un juego coreano del que nunca habíamos oído hablar?

¿No es raro y tétrico que unos juegos de la infancia se conviertan en una matanza, y que no podamos dejar de verlos? 'El juego del calamar' va camino de ser la serie más vista de Netflix, y en este artículo enumeramos las cinco razones tras las que se esconde el éxito de esta serie.

Por Susana Navas  |  29 Septiembre 2021

'El juego del calamar' ('Squid Game') lleva en boca de todos desde su estreno, y va camino de convertirse en la serie más vista en la historia de Netflix si continúa a este ritmo. Pero, ¿por qué ha arrasado tanto? ¿Qué tiene de diferente al resto? En este artículo tratamos de desglosar las razones de su éxito.

1 La tensión que genera

Aprovechar todos los recursos que requería la trama para generar una tensión e inquietud brutales en cada momento es uno de los grandes secretos de 'El juego del calamar'. Sentimos la angustia de los personajes no solo con cada juego, sino con cada paso de los jugadores en esa habitación laberíntica llena más propia de una casa de muñecas que te lleva un día a una sala de juegos distinta. Y toda esa tensión no nace siquiera ahí, sino antes, cuando la música clásica irrumpe de manera terroríficamente alegre en el dormitorio compartido de los participantes, señal de que el juego va a empezar.

Una tensión creciente a lo largo de los episodios que traspasa la pantalla, de forma que los espectadores sienten exactamente la misma angustia que los participantes. Y ni siquiera, ni protagonistas ni espectadores, pueden estar relajados o distraídos cuando termina el juego y llega la hora de descansar... Eso sí, al igual que ellos, tampoco votaríamos 'no' a dejar de ver lo que está sucediendo en esa pequeña y aislada isla de terror.

2 Corea nos ofrece a Tarantino, pero con trasfondo social

Si hubiera que escoger un adjetivo para describir esta serie probablemente sería sangrienta, o algo por el estilo. La sangre prácticamente salpica el salón de nuestras casas, sin necesidad de 3D. Te das cuenta de dónde te has metido cuando el primer participante pierde a 'El escondite inglés' (o como lo llaméis en vuestro territorio, incluido el 'luz verde, luz roja' coreano). Comienza ahí una espiral de sangre y violencia adictiva que dura nueve episodios.

Asesinatos con arma blanca, por caída al vacío... Todo ello, sin ningún tipo de ética ni consideración, salvo contadísimas ocasiones. Parece una serie 'made in Tarantino'. El famoso director defendió ante la Academia Británica del Cine y Televisión que la violencia es "lo más atractivo" del mundo audiovisual y que resulta una buena manera de conectar con el público. ¿Ha pasado esto en 'El juego del calamar'? No hay duda alguna.

Sin embargo, hace mucho que la estética tarantiniana de violencia por violencia, sin un contexto social que la justifique, quedó algo desfasada. El cine coreano lleva años tocando la cruda relación entre violencia y desigualdad de clase. Ricos que juegan con pobres de manera más o menos directa mientras la rueda sigue girando. Vidas que se cuentan por los billetes de dinero que caen al bote final. Esto atrae todavía más que la violencia per se.

3 Historias humanas y trágicas

Si hablamos en términos de guion, uno de los elementos imprescindibles que debe tener una buena historia o trama es el factor humano. La identificación o empatía entre público y personaje/protagonista eleva la categoría de la serie. Cada una de las historias de los personajes principales son humanas, son creíbles, son reales. Podría pasarle a cualquiera (sobre todo sin una Seguridad Social fuerte) necesitar dinero para pagar un tratamiento a tu madre enferma, o estar tremendamente endeudado por una serie de malas decisiones. Incluso querer darle a tu hermano pequeño la mejor vida posible porque vuestros padres han fallecido.

Las historias que esconden los jugadores, jugar con la humanidad en un juego que deshumaniza, es un elemento clave de 'Squid Game'. Pero, ¿es más poderosa la humanidad que el dinero?

4 La originalidad de los juegos

Tenernos una hora viendo como cuarenta personas juegan de distinto modo a las canicas, y que se nos haga incluso corto, habla de la genialidad de la serie. Recrear juegos de la infancia de una manera macabra y mortal no solo es una idea llamativa, sino que además funciona a la perfección en cada capítulo. De hecho, son tan buenos los cinco primeros juegos y la trama que se genera alrededor de ellos, que el menos interesante resulta ser el que da nombre a la serie.

A ver quién juega a 'Luz verde, luz roja' tranquilamente a partir de ahora...
A ver quién juega a 'Luz verde, luz roja' tranquilamente a partir de ahora... Netflix

Una incertidumbre que nunca se acaba

Una bomba de misterio en cada capítulo explota en las cabezas. ¿Unas máscaras? ¿Una tarjeta con tres símbolos que bien podrían ser los de PlayStation? ¿Un hermano perdido? ¿Una organización de tráfico de órganos? ¿Unos invitados VIP?

Muchas de las preguntas se van resolviendo, y otras quedan abiertas (el director ha descartado una segunda temporada... de momento). Esta táctica de añadir misterios a una idea original ya misteriosa no es nueva. Tampoco lo impredecible de cada momento, con giros de guion que te dejan con la boca abierta en más de una ocasión. Pero, por mucho que se repitan, siguen siendo fórmulas de éxito. Y si no que se lo digan a 'El juego del calamar'.

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