Documentales de cantantes: ¿vale la pena hacer tantos?

Netflix

¿Vale la pena hacer tantos documentales de artistas musicales?

Cada vez es más habitual que nos encontremos series inspiradas en la vida personal de artistas musicales, pero la creciente oferta de este tipo de formato nos deja en duda su futuro por la posible fatiga de decisión... ¿Hasta qué punto merece la pena seguir estirando el chicle?

Por Roberto Méndez  |  09 Marzo 2021

Nunca hemos conocido tan a fondo a nuestros ídolos musicales o a los cantantes que admiramos como en la actualidad. Evidentemente, las redes sociales han tenido mucho que ver, convirtiendo en algo público buena parte de su privacidad. Con seguir a una celebridad en Instagram nos adentramos en su vida mucho más de lo que cualquier revista o programa podía hacerlo antes. Pero cabe destacar otra vía que se ha puesto de moda para descubrir los entresijos que han forjado su personalidad, la de los documentales, películas o series en las plataformas de streaming.

Cantantes y documentales, el dueto más recurrente

Los documentales biográficos de distintos artistas de cualquier género musical o tiempo son una tendencia cada vez más común. No hay más que entrar en Netflix o Amazon Prime Video para toparnos con el documental de turno sobre la vida de un cantante previa al estrellato o durante el mismo, así como en la preparación de uno de sus álbumes. Producciones que nos muestran el lado más humano de los artistas, ese que parecía imposible descubrir.

Ver los inicios en la carrera profesional de un artista, su vida personal o los momentos que más han marcado su trayectoria, son cosas que habitualmente nos llaman la atención, sobre todo si el cantante en cuestión nos gusta o si su relación con la música o con la propia existencia ha sido compleja. Lo que está claro es que se ha dejado atrás (en parte) esa especie de culto que rodeaba al artista en las producciones audiovisuales que se le dedicaban antaño. ¿Quién recuerda si no aquella película autobiográfica de 50 Cent en la que solo le faltaba subir al cielo?

Todas estas aportaciones que nos sirven para acercarnos a nuestros cantantes favoritos (en muchos casos, con su propio consentimiento para el tan preciado autobombo) están muy bien, pero puede terminar pasando factura.

El aumento de oferta en este género ha hecho que el problema de la indecisión aumente, provocando el fenómeno conocido como fatiga de decisión, que no es más que la pereza que nos da elegir entre tantas opciones. Tomamos ya demasiadas decisiones a lo largo del día como para ponernos a pensar en qué documental o serie escoger. Esta situación solo sucedía hasta hace nada con las series tradicionales que aparecían semanalmente en Netflix, pero se está expandiendo hacia otros ámbitos, como el de los documentales biográficos de cantantes.

Antes nos conformábamos con ver la película o serie sobre cualquier artista porque, aparte de ser una novedad, no había muchas más opciones. Ahora tenemos un exceso de documentales musicales, muchos de ellos de dudosa calidad al tratarse casi más de una promoción que de un trabajo elaborado, lo que implica un desenganche por parte del usuario, que se limitará a ver en exclusiva un único documental que le interese, olvidándose rápidamente de él una vez lo finiquite. La saturación nos está haciendo perder el interés en un producto que lo tiene todo para triunfar.

Y si no, que se lo pregunten a los documentales de futbolistas. En apenas tres años explotaron la gallina de los huevos de oro atiborrándonos a tortillas insulsas. Si no quieren que suceda lo mismo con el gremio musical, la primera medida debe ser apostar por la calidad y no por la cantidad. De lo contrario, es probable que la caída de esta tendencia sea precipitada y termine acaparando a un nicho muy pequeño de la comunidad. ¿Más música o mejor música? He ahí la cuestión.

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