Las colecciones de cromos no han pasado de moda

Dani Plaza

Los tacos de repes, los 'coloca', los fichajes... los cromos no han pasado de moda

Desde su presentación en el ámbito local en 1961 con el álbum de cromos de la temporada del Calcio italiano, Panini ha protagonizado una globalización que ha introducido a jóvenes y no tan jóvenes en el mundo del coleccionismo, reinventándose cada verano y dejando auténticas joyas que con el tiempo aumentan su valor.

Por Dani Plaza  |  30 Agosto 2018

Cada cambio de curso futbolero trae consigo un nuevo reto para los coleccionistas más apasionados. Panini ha conseguido enganchar a generaciones muy distantes en el tiempo con unos cromos capaces de ser reflejo de la actualidad deportiva y que, con el paso de los años, se convierten en piezas de tremendo valor. Dicha cotización no solo sufre un progresivo aumento en lo sentimental, sino que en lo económico ha alcanzado cifras desorbitantes, llegando a propiciar ventas en subasta por miles de euros en los ejemplares más antiguos.

El fenómeno, que tuviera su origen en 1961 en Italia con una amplia recopilación del campeonato transalpino de la época, no llegó a España hasta la década de los 70. Por aquel entonces, Ediciones Este fue pionera en crear los álbumes de fútbol que tantas pasiones levantaron entre los más pequeños. Pero desde 1979, el Grupo Panini se ha encargado de editar los coleccionables de la máxima categoría del español junto con el resto de competiciones que venía aglutinando. Ni siquiera rehuyeron el éxito los torneos internacionales de selecciones, originando publicaciones especiales en Mundiales y copas continentales que llevan décadas manteniendo pendiente a un público globalizado.

Desde su creación, el alcance de Panini y la calidad de sus catálogos han ido de la mano al alza con unas ganancias que se han ido multiplicando. De hecho, la competencia inicial con Ediciones Este tuvo su punto y final a principios del siglo XXI, cuando la empresa italiana adquiriera los derechos de la española.

Los adeptos, además de repartirse en un mayor número de localizaciones, han dejado de ser exclusivamente de carácter infantil. Los niños de hoy en día mantienen su ilusión por adquirir estos recuerdos de sus ídolos futbolísticos, pero se han sumado a la clientela de los menores de antaño (convertidos ya en adultos) que no han querido despegarse de su 'hobbie'.

Pedazos de historia en recuadros

La evolución en la calidad y la profesionalidad de los álbumes vive en continuo desarrollo. Resulta imposible comparar las últimas ediciones con las primeras en cuanto a perfeccionamiento del diseño, nivel de las imágenes seleccionadas o veracidad de los datos que acompañan, pero eso no impide que el valor se dispare en los casos más recordados.

El tiempo conlleva a una apreciación de lo que un día fue presente. El recuerdo grabado es el juez principal que decide el precio real de una pieza después de un periodo determinado. Los hitos que depararan los torneos, la figura que quedara grabada de los futbolistas o incluso una jugada puntual pueden disparar como la espuma lo que se pague en la actualidad por una pegatina que en su día costó, traducido a nuestra era, unos míseros céntimos.

¿Aceptaría el poseedor de un cromo de Diego Armando Maradona en el Mundial de 1986 una oferta que iguale su primer precio de venta al público? ¿Lo haría el dueño de un coleccionable de Luis Aragonés en su etapa como jugador? ¿Y con uno del mítico Hugo Sánchez en su plenitud? Evidentemente, sería una transacción para llevarse las manos a la cabeza a menos que seas el comprador. También, como para el resto de coleccionistas de diferentes artículos, es fácil que los diseños más estrafalarios tengan una gran demanda: fotomontajes poco acertados, imágenes con los futbolistas siendo atendidos en plena lesión o en posturas inverosímiles encuentran interesados al instante.

La sensación del trabajo bien hecho es inevitable al culminar todos y cada uno de los marcos. Terminar provoca en muchas ocasiones que el álbum en cuestión caiga en el olvido del más heterogéneo cajón de casa, pero los reencuentros después de numerosos cursos despiertan emociones jocosas e incluso instructivas para los más jóvenes. Si no fuera por ello, quién iba a acordarse de que en sus inicios un jugador de la élite deambuló de equipo en equipo, de que un carismático entrenador actual años atrás se vistiera de corto sin tanto éxito o de aquel rocambolesco fichaje tan malo que nadie le recordaba.

Las negociaciones a pie de calle

El arte del trueque, del regateo y de las apuestas continúa a la orden del día. Las quedadas en los parques con el taco de repetidos en mano, los primeros juegos con apuestas y hasta las ofertas económicas se han pasado de padres a hijos con el fin de completar de la primera hasta la última página de la colección.

Cuando la compra de sobres solo trae consigo el lamento y un incremento de las adquisiciones duplicadas, triplicadas o 'enésimoplicadas', el paso a la acción es inminente. Es entonces cuando florecen cada verano las listas repletas de tachones con los nombres de los huecos del álbum aún por tapar en encuentros bajo el sonido del 'sile', 'nole', 'sile', 'nole'... Escenarios en los que, sin duda, uno debe moverse con inteligencia y hacerse con las mejores cartas obteniendo las menores pérdidas.

Porque, claro está, en estas famosas y surrealistas peleas dialécticas no todas las impresiones valen lo mismo. Del mismo modo que en la economía mundial, lo que abunda baja de cotización en las negociaciones, al igual que no es posible pedir lo mismo por un jugador que se mantiene en la misma plantilla que el curso pasado que por uno de los últimos fichajes o un 'coloca' que servía para sustituir a un futbolista que había cambiado de aires en pleno mercado de fichajes. Esta podría ser la manera más explícita que existe a en el siglo XXI de introducir a los niños en la compraventa de productos.

Qué decir también del ambiente generado durante las partidas en las que están en juego cuantiosas cantidades de cromos repetidos. La victoria, en muchos casos, sirve tan solo para estirar aún más la goma que sostiene un taco, aunque es otra vía para seguir tachando jugosos nombres del listado de 'pendientes'.

Todo coleccionista de los cromos de LaLiga llega a un punto en el que parece imposible que sea factible completar todos y cada uno de los cuadrantes. Siempre surge algún vacío que se resiste a ser cubierto. Este instante suele llegar cuando las rotativas incluyen las últimas novedades propiciadas en materia de fichajes y cartas especiales, que al darse en un periodo posterior a la fecha de partida de la colección contribuyen a los últimos sobres (incluso cajas de sobres) compradas estén plagadas de descartes. Es por ello que, en su intención de contentar a su target, Panini abre la posibilidad de solicitar los últimos cromos restantes a elección directa de forma online o por carta con un límite de 40 peticiones de entre los cientos que conforman los álbumes.

El fútbol se queda pequeño para Panini

Todos los grandes acontecimientos actuales del mundo del fútbol están cubiertos por la empresa italiana en nuestro país. Mundial, Copa América, Eurocopa, Copa Confederaciones, ligas nacionales... nada escapa a la polivalencia de Panini, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de sus propuestas han sido acogidas con un enorme éxito.

El deporte rey ha sido exprimido hasta la saciedad, añadiéndose a las plantillas de los distintos clubes nuevos cromos como los de escudos, fichajes recientes, ventanas, jugadores estrella, etc. Por esta razón, los fabricantes no han querido conformarse con monopolizar el mercado del coleccionismo futbolero y han abierto nuevas fronteras dentro del deporte e incluso fuera de él, alcanzando temáticas tremendamente variadas. Desde álbumes bastante completos de Juegos Olímpicos hasta otros muy detallados sobre las películas de Jurassic World, pasando por la WWE de lucha libre, la saga de Harry Potter o el Giro de Italia, todo sea para que cualquier persona pueda ser un comprador potencial.

Las papelerías, los kioscos y las grandes superficies han ampliado su oferta de colecciones para todo tipo de edad, gusto y extravagancia. Sin embargo, el tirón que empuja a cada una de las nuevas invenciones es incomparable al que durante décadas ha amontonado chavales con sus coleccionables futboleros, y por ello resulta más complicado crear relaciones para el intercambio en plena calle entre las ventas minoritarias.

Los cromos de LaLiga han sido, son y serán objeto de deseo de los amantes del fútbol, un negocio a nivel mundial que siempre aporta novedades para reinventarse en verano. Las caras nuevas, las renovaciones en las equipaciones o hasta las modificaciones en los escudos serán siempre motivo de actualización para que cada uno pueda tener su particular guía histórica creada con una dosis de ilusión. Un motivo fuerte de orgullo que traspasa generaciones.

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