Asertividad: qué es, cómo nos puede ayudar y por qué deberíamos ser asertivos

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¿Qué es ser asertivo y por qué todos deberíamos serlo? ¿Cómo puede ayudarnos a mejorar nuestro día a día?

"¿Por qué no dije que no?", "¡En qué lío me he metido por ponerme con él en el grupo!", "¡Es que no me gusta hacer esto pero no me atrevo a decirlo!". ¿Nos suenan estas frases? Podemos evitar situaciones así si mejoramos nuestra asertividad.

Por Celia Varona  |  20 Diciembre 2019

Aunque muchas veces se usa, la mayoría no alcanzan a comprender el verdadero significado de la palabra 'asertividad'. El problema es que, mucho más allá del significado, tampoco sabemos aplicarla en nuestro día a día. Y es muy importante. La asertividad es un concepto clave para mejorar nuestra relación con las personas en todos nuestros ámbitos: trabajo, estudios, familia, amigos, pareja... o, en general, en tu día a día. Habitualmente no tendemos a relacionarnos de forma asertiva e incluso está mal visto que una persona lo haga: nada más lejos de lo ideal, ya que aprender a decir que "no" de una manera empática y educada es clave para llevar una vida sin tantas preocupaciones como las que tenemos continuamente. Conozcamos un poco más sobre esta característica.

¿Qué es y para qué sirve la asertividad?

La asertividad es una característica social y de comunicación. Es una habilidad que cada persona tiene (más o menos trabajada y en mayor o menor medida) para comunicarse y relacionarse con el entorno. La asertividad, según han demostrado estudios científicos en el plano de la psicología, va ligada a la madurez emocional del individuo y que puede entrenarse, como todas las habilidades. Va determinada por otros factores como la confianza, la seguridad en uno mismo, la autoestima y el valor que nos damos a nosotros y a nuestros actos.

Si nuestro tono ante algo que nos molesta, ya sea por una tendencia a ser agresivo o, por el contrario, totalmente pasivo o nulo, deberíamos plantearnos hasta qué punto podemos trabajarnos la asertividad para conseguir una respuesta más mediada y más adaptada a la situación. Por supuesto, está en el criterio de cada uno 'decidir' (de una manera más o menos impulsiva) frente a qué situaciones queremos ser más agresivos, más pasivos o más asertivos.

La asertividad ayuda a mejorar las relaciones.
La asertividad ayuda a mejorar las relaciones. Shutterstock

En definitiva, siendo asertivos lograremos evitar situaciones que nos incomodan o nos perturban en nuestro día a día. Por ejemplo, ese 'favor' que te pide el jefe y al que, dado que su puesto es de mayor responsabilidad, no podemos negarnos. El saber decir que no queremos hacer esto o lo otro de una manera firme pero educada puede ayudarnos a salir victorioso de este tipo de situaciones: "mire, agradezco que haya confiado en mí para esta labor pero ya tengo suficiente carga de trabajo y ahora me es imposible". Claro, que siempre hay excepciones. O si se nos cuelan, por ejemplo, en el transporte público: "disculpe, pero aquí iba yo y se ha colado. Usted debe ponerse detrás".

Aunque estos ejemplos son muy claros, es más que evidente que la gente no suele reaccionar bien a la asertividad y, en muchas ocasiones, podemos recibir una respuesta más agresiva por su parte. Y, al final, este tipo de cosas son las que nos hacen pensar que la mejor manera de actuar es el extremo pasivo-agresivo. Y es que a la asertividad hay que pillarle el truquillo de cada persona: ver en qué situaciones nos va a ser útil ser asertivos, ver en qué situaciones debemos gastar esa energía o no...

¿Soy tonto por decir que sí siempre?

Esta pregunta suele venirnos muchas veces a la cabeza y es, en parte, consecuencia de no saber decir que no. ¿Cuántas veces nos hemos metido en marrones en los que no queríamos tener nada que ver por hacer favores, por no haber dicho que no o por, simplemente, no haber expresado nuestra opinión con respecto a algo que nos molesta? Y no solo eso. Si esas cosas quedan en nuestro entorno laboral, académico o en un contexto cerrado, el problema sería menor. Pero nos lo llevamos todo a casa. Y estamos mil noches dando vueltas en la cama, angustiados pensando, ¿por qué no dije que no?

Lo que está claro es que nuestra vida será mucho más fácil, no solo porque ganaremos valor con respecto a nosotros mismos y a los que nos rodean, sino porque podremos evitar situaciones muy comunes que seguramente todos hayamos vivido. Pensemos cuántos disgustos nos habríamos ahorrado siendo más asertivos en nuestro día a día.

El estrés por no saber decir que no puede terminar afectándonos mucho.
El estrés por no saber decir que no puede terminar afectándonos mucho. Shutterstock

Mejorar la visión de nosotros mismos

Ser asertivo tiene muchas ventajas y, aunque es un duro trabajo y muchas veces cuesta, al final es algo que tenemos que entrenar para que dé sus frutos. La asertividad mejorará en gran medida nuestra vida y nos ayudará salir cada vez más airosos de este tipo de circunstancias. Además, reforzará nuestra autoestima y mejorará nuestra concepción de nosotros mismos. Dejaremos de pensar que "somos unos pringados por comernos todos los marrones" (aunque esto sea falso) y hará que el resto de la gente nos vea fuertes y nos tenga más en cuenta.

Si no nos gusta ir con nuestra pareja al cine, ¿por qué tenemos que ir todos los sábados? Si no queremos hacer ese trabajo con el compañero que nos lo ha pedido, ¿por qué tenemos que aceptarlo sin más?

Aunque esta es la idea general, no podemos pensar que la asertividad es un hechizo infalible y que nos ayudará a salir de todas las situaciones en las que no queramos estar. Nada de eso. De hecho, puede que al principio pueda generarnos más incomodidad que otra cosa. Pero a la larga, una comunicación asertiva nos ayudará a respetar nuestro espacio y a nosotros mismos.

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