Super Mario Bros. (1993), el fontanero que nunca contrataríamos

La 'Super Mario Bros.' de 1993, el hermano feo ¿e infravalorado? de la nueva película de Super Mario

El rotundo éxito de 'Super Mario Bros.: 'La película' contrasta de forma decadente con el terrible fracaso del live action de 1993.

Por Mario André  |  25 Abril 2023

A no ser que hayas estado viviendo debajo de una roca, es más que posible que te hayas enterado de que 'Super Mario Bros.: La película' está siendo un éxito rotundo, superando la barrera de los 1.000 millones de dólares de ingresos, una de las cintas de animación más taquilleras de la historia. No sabemos si seguirá desatascando tuberías, pero parece ser que Mario y compañía podrían tener un brillante futuro en el mundillo de la interpretación, con nuevas películas ya confirmadas por Miyamoto, el creador del personaje.

Pese a que 'Super Mario Bros: La película', parezca tener un potente complejo de Midas, lo cierto es que entre los críticos no ha terminado de convencer, reprobando el poco riesgo que ha tomado el filme. En Rotten Tomatoes tiene un 59%, que contrasta con el 96% que le otorga la audiencia.

Las adaptaciones infantiles de videojuegos famosos dejan un margen muy corto para la innovación y la originalidad, sobre todo si quieres contentar mínimamente a todos. Viviendo en la edad de oro de la cancelación, Nintendo no ha querido que la alt-right antiwoke diera la lata más de la cuenta, pero a su vez que Peach no tuviese el papel caduco de princesa rescatada para contentar a la otra parte de la población.

Resumiendo, la película ha sido un éxito entre la audiencia porque ofrece lo que se puede esperar de ella, sin mayores miramientos. Eso sí, con una muy buena ejecución.

Nintendo pasa de movidas, y la verdad, algo de razón tiene echando una vista a los precedentes. Porque hubo una vez, hace 30 años, que se quiso arriesgar en una película de Super Mario. Y el resultado fue... llamativo.

Bob Hoskins y John Leguizamo protagonizaron una de las adaptaciones más decepcionantes de la historia
Bob Hoskins y John Leguizamo protagonizaron una de las adaptaciones más decepcionantes de la historia Instagram/@combogamerweb

La película de Super Mario de 1993 de la que Nintendo no quiere que te acuerdes

Corría el año 1993 y varios productores luchaban entre ellos para hacerse con los derechos de Nintendo con el fin de hacer una película de Mario. La medalla de oro a esta incesante maratón se la llevarían Roland Joffé y Jake Eberts y bajo el pretexto de crear un blockbuster alejado de una adaptación infantil, nacía la película de Super Mario Bros. Imbuida por una distópica fantasía, llena de villanos... y dinosaurios, Mario y Luigi protagonizan la trama, en la cual el villano Koopa consigue secuestrar a Daisy, teniendo que ser rescatada por los hermanos.

Lejos del colorido y maravilloso mundo de Mario, esta producción nos presenta una idea más lúgubre del universo de Nintendo. Sin embargo, este volcán de innovación no fue para nada bien recibido por parte del público, y el esperpento fue tal que Nintendo se mostró reacia durante décadas a volver a llevar a Super Mario a la gran pantalla.

El caos que precedió al desastre

Podría decirse que este trabajo estaba predestinado a fracasar desde el principio, ya que las discordias entre productores, directores y las altas esferas de Nintendo gestaron un ambiente que echaba a patadas al éxito.

Nintendo no estaba interesada en el dinero de los productores, sino en el control creativo de la película. Este acto sirvió una oportunidad de oro a Joffé y Eberts, con mucho menos dinero que otros productores, pero que supieron cómo convencer al presidente de Nintendo, Hiroshi Yamauchi.

Tras el nombramiento de los productores, ahora simplemente necesitaban un guion sólido. Parece fácil, pero no lo es. El guion de la película estaba al cargo de nueve escritores con ideas y visiones muy diferentes Todo este caótico popurrí desembocó en cambios constantes sobre el rumbo de la película. Hubo tantas idas y venidas que ni siquiera los actores sabían cómo interpretar a sus personajes ni el estilo de la cinta. Los conceptos e ideas eran totalmente diferentes a lo que originalmente se les había presentado, provocando en ellos una gran desmotivación y frustración.

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La falta de presupuesto se tradujo en la contratación de Rocky Morton y Annabel Jankel, directores conocidos por la serie cyberpunk de culto 'Max Headroom', pero sin el bagaje de otros compañeros de profesión. Por si fuera poco, Morton y Jankel ni siquiera conocían demasiado sobre Super Mario, aprendiendo sobre la marcha, y queriendo adoptar una estética cyberpunk parecida a su universo.

Como se fue conociendo con el paso de los años, el trato de los directores hacia el resto de los integrantes en la película, desde guionistas a técnicos de sonido, pasando por los propios actores, fue lamentable. La situación era tan tensa que, tal y como admitió John Leguizamo (Luigi en la película), él y Bob Hoskins (Mario) acudían borrachos a los rodajes para evadirse de la realidad.

Si en la batidora mezclamos las batallas entre productores, guionistas y directores, actores borrachos y un desinterés general por el ambiente tóxico creado, lo normal es que el resultado sea el que fue. De hecho, el milagro es que llegara a realizarse.

Concepto innovador, ejecución pésima

El cielo era el límite para esta producción en sus inicios: un maravilloso blockbuster con varios galardones a su espalda protagonizada por actores de primerísimo nivel como Tom Hanks, Danny DeVito y Arnold Schwarzenegger. Pero el sueño se tornó en pesadilla: ni los actores fueron los planeados, ni la labor de los directores y los guionistas fue coherente.

Pese a las malas críticas, la versión de 1993 ha comenzado a ser valorada por su valentía y aspectos diferenciales. O tal vez sea simplemente nostalgia.
Pese a las malas críticas, la versión de 1993 ha comenzado a ser valorada por su valentía y aspectos diferenciales. O tal vez sea simplemente nostalgia. Instagram/@combogamerweb

Eso sí, que fuera un desastre no significa que no haya algo reseñable. Como aspecto positivo, la película de 1993 quiso arriesgar más que la de 2023, y nos ofrece un universo más interesante, menos plano, que podría haber sido un éxito si no hubiera nacido con tantos problemas ajenos. Ahora simplemente es recordada como un horror más de los años 90 que puede servir como guilty pleasure.

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